Se me hace durísimo escribir estas líneas, no tengo palabras, sencillamente. Laurent Fignon nos ha dicho adiós, casi sin tiempo para despedirse. Sufría un cáncer de páncreas.
En este momento, tengo una sensación extraña. La muerte de un ciclista como Laurent, "de uno de la famila", ya que todos hemos oído hablar multitud de veces de él, me ha dejado compungido. Estoy muy triste porque no se merecía este final. A todos nos sienta mal ver a un ciclista quedarse en un puerto como les pasa los sprinters, caerse en una curva como le pasó a Óscar Pereiro... y muchas cosas más, que a todos nos duelen, pero, no cabe duda de que las muertes no sólo nos duelen, sino nos repatean hasta más no poder.
Laurent, según se cuenta, era una persona con un carácter un poco especial, pero ha habido pocos ciclistas como él.
Todos recordamos a aquel ciclista como era Laurent, con una coleta, pero con poco pelo por la frente (se dice que por eso perdió un Tour de Francia "por los pelos", ya que por raro que parezca, le frenaban.)
Laurent no cabe duda de que era un gran ciclista. Sus victorias más destacadas son: dos Tour de Francia (1983 y 1984) y un Giro de Italia.
Aunque yo soy el que está escribiendo esto, tanto Juan Carlos Vicente (mi padre y sufrido probador de la BH Contour 6.4) y yo, estamos... ¿Cómo decirlo?¿Apenados?¿Tristes? Todos los adjetivos se nos quedan cortos.
Laurent, fuiste capaz de ganar el Tour, has recibido alguna crítica sobre tu carácter, pero espero que esta escalada al cielo la hayas ganado. Todos tus aficionados esperamos recibir pronto una carta tuya en nuestros buzones para saber cómo te va por allí subiendo los puertos. Has pasado la etapa más dura de tu vida, ahora, te toca descansar.
También quiero dar muchos ánimos a la familia, que seguro que los necesita.