"En movimiento", Oliver Sacks. Anagrama. Trad. Damià Alou.

Publicado el 29 septiembre 2016 por Libelulalibros
La última obra de Oliver Sacks es un préstamo de piel. Lo cálido del libro permite el más alto grado de simpatía posible: sentirse en la piel de otro. Al leerlo uno siente las obsesiones del autor, sus adicciones, sus alucinaciones, sus frustraciones. El corazón se estruja ante las palabras de una madre muy religiosa que ve en su hijo homosexual un engendro del demonio. Se siente uno arrepentido de no haber estado más cerca de un hermano esquizofrénico que daba lástima y vergüenza. Las palizas del internado se recuerdan con detalle. El cansancio de los muchos fines de semana viciosos y psicodélicos de Sacks se siente en el cuerpo. Se siente la pérdida de un ojo por el cáncer. Se siente, siendo uno joven, el amor que sintió en las postrimerías de la vida un viejo abstemio y tierno. Es posible reconocer el valor de la amistad y el honor de compartir de cerca la erudición ajena: conoce uno al poeta, al neuro-científico, al médico. Se siente uno identificado y dolorido por cientos –quizá miles– de pacientes que se saben normales a pesar de sufrir extrañísimas patologías. Se siente uno escribiendo los muchos libros que Sacks regaló al mundo.
La escritura de Sacks no sólo permite que uno le conozca y le sienta a él, sino también a lo que fue su mundo. El libro es una historia de la ciencia del cerebro desde la mitad del siglo XX; es también una historia de la lucha por la igualdad sexual en la misma época; además, hay una historia de las motocicletas, el fisicoculturismo y la contracultura de las drogas estadounidense. Hay, por último, una apología del fervor por la escritura, por narrar historias, por compartir conocimiento. Aunque la verdad es que con este libro es suficiente para tomar prestada la piel de Oliver Sacks, y con eso sentirse esperanzado y animado y ansioso por aprender, el deseo de ver publicados sus diarios es inevitable: dice Sacks que son por lo menos cien cuadernos. En movimiento. Una vida es el último gesto consciente de entrega de un ser humano desinteresado y amante del conocimiento.
Miguel Camacho
Libélula Libros

Boletín 73 Libélula Libros:
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