En Pekín el atletismo pone en juego su prestigio como disciplina madre del olimpismo.

Publicado el 22 agosto 2015 por Hugo Rep @HugoRep

El Mundial de Pekín es una buena ocasión para que el atletismo recupere parte de su imagen como disciplina madre del olimpismo. El problema es que todos miran a Usain Bolt como el "salvador", ya que es el único de los grandes velocistas que nunca estuvo vinculado con el fantasma del doping.

"No puedo hacerlo solo'', se excusó ayer el jamaiquino, en el mismo lugar donde rompió tres récords mundiales y ganó tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 2008. "La gente dice que tengo que ganar por el bien del deporte, pero hay muchos otros atletas que corren limpios y han corrido sin doparse toda su carrera. No depende sólo de mí, sino de todos los atletas", reconoció con gesto abrumado el hombre más rápido del mundo.

El Sunday Times y la cadena alemana ARD publicaron a principios de mes que un tercio de los medallistas de Mundiales y Juegos Olímpicos, sometidos a pruebas antidoping entre 2001 y 2012, presentaban valores sanguíneos "sospechosos o altamente sospechosos". Las investigaciones salpicaron a muchos, entre ellos al presidente saliente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), el senegalés Lamine Diack, que se defendió de los ataques: "Estamos convencidos de que el 99% de nuestros atletas son limpios. Entré como vicepresidente de la entidad en 1976 y seguí la evolución en la lucha contra el doping. No podemos permitir que se dude de nuestras marcas, porque si se duda, se acabó".

Sebastian Coe, que sucederá a Diack una vez finalizado este Mundial, se muestra bastante más consciente de la crisis y es proclive a revisar el producto atletismo en cada una de sus aristas: "Tenemos que ser honestos con nosotros mismos. El atletismo, así como otros deportes, se desarrolla en un mundo de cambios rápidos y profundos. El deporte que amamos y al que servimos se enfrenta a un futuro cada vez más incierto si no aceptamos estos cambios y reaccionamos con previsión", mencionó el dirigente inglés.

Este mes, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) anunció la puesta en marcha de su Comisión Independiente. El organismo mundial investigará las denuncias vertidas por los dos medios de comunicación, que apuntaron a que 800 atletas -146 de ellos medallistas olímpicos y mundiales- presentaron pruebas sanguíneas dudosas durante 11 años.

En el domingo chino, en la segunda jornada del Mundial, se disputará la final de los 100 metros. Y allí habrá un interés que excederá largamente el aspecto deportivo. Bolt será la mosca blanca en un ámbito en el que la sombra del doping se posó sobre nombres ilustres. El norteamericano Justin Gatlin, su principal retador y dueño de la mejor marca del año (9s74), estuvo cinco años de su carrera suspendido entre 2006 y 2010. Su compatriota Tyson Gay dio positivo en 2013, a menos de un mes del Mundial de Moscú, mientras que el compatriota del Rayo, Asafa Powell, también quedó al margen de aquella cita por no superar los controles. "Es la responsabilidad de todos dejar fuera a los tramposos", recomienda Bolt, de 29 años (dueño del récord mundial, con 9s58), y que buscará coronar su fabuloso palmarés olímpico en Río 2016.

El atletismo reencarna los mismos males del ciclismo, jaqueado en su momento con el escándalo alrededor del ídolo caído, Lance Armstrong. En la pista, quiere recobrar la imagen.

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