En profundidad: NO

Publicado el 08 febrero 2013 por Pilarm

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Pablo Larraín

Guión: Pedro Peirano (screenplay), Antonio Skármeta

Director de fotografía: Sergio Armstrong

Fotografía: Iván Gierasinchuk

Montaje: Andrea Chignoli                

Dirección artística: Estefania Larrain

Ayudante de dirección: Gabriel Díaz

FICHA ARTÍSTICA:

René Saavedra: Gael García Bernal  

Verónica Carvajal: Antonia Zegers

Juan alias Ernesto Estrada: Teo Gutiérrez Romero

Fernando Arancibia: Néstor Cantillana

José Tomás Urrutia: Luis Gnecco

Argumento:

 

A finales de los años 80 la cruenta dictadura chilena comandada por Pinochet se encuentra en el punto de mira de la política internacional. Por ello necesita organizar un pleibiscito para legitimar su poder. Ya han pasado quince años tras el asesinato de Salvador Allende y la necesidad de un cambio de modelo político ya no se puede ocultar. Las dudas sobre la viabilidad económica y política crean el recelo entre quienes incluso apoyaron el golpe desde el extranjero, pero eso poco importa para los ciudadanos, hartos de un régimen opresor e injusto. Aprovechar la votación para originar un cambio es una oportunidad limitada pero única. Sin embargo, la única arma para motivarlo debe ser la imaginación.

El director Pablo Larrain se establece como un creativo a tener muy en cuenta tras  Tony Manero (2007) y Santiago 73, Post mortem (2010) Los hechos que narra la película NO cambiaron la historia de un país. Y ese cambio fue originado por los medios de comunicación empleados comúnmente para el control social. Se puede decir más alto pero no más claro. Ésta película se puede vincular a hechos tan recientes como la Primavera Árabe o las diversas revueltas y manifestaciones que vemos por todo el mundo. Si ayer fue la televisión, hoy son las redes sociales. El ayer tan actual en el presente, que una vez más permite al espectador juzgar su lugar en el tiempo en el que vive.

El film está rodado en 3:4, pero esta vez no es debido a una moda retro… de alguna forma ésas imágenes nos retrotraen a la época en la que sucedieron los hechos. La fotografía añeja y analógica recuerda a los viejos televisores en technicolor y las imágenes de archivo encajan en el puzle sin problema alguno. La absoluta falta de pretenciosidad en la narración se ve potenciada por todo esto, si bien se abusa un poco de primeros planos del personaje principal. Un personaje que no busca carisma y que representa todo un mundo.

El mundo de los hijos de los exiliados, integrados perfectamente en el régimen, pero hartos del régimen. Una nueva generación que quiere vivir cosas nuevas. No es un detalle de poca importancia. El propio director ha afirmado que su película desafía el dominio del cine digital, pues aquí no hay trucaje, las cámaras empleadas para llevarla a cabo son auténticas “reliquias” del año 1983. Un acierto, por otra parte, porque si bien es cierto que el anuncio del NO para la campaña del plebiscito es el McGuffin, hay qu eadmitir que un tipo de producción, digamos actual, habría dañado el resultado final ¿por qué? Para quien ha vivido décadas de televisión, sabe que el desarrollo visual y plástico de los anuncios publicitarios permanece escondido en el inconsciente colectivo y el choque de lenguajes visuales habría echado al traste una película que dará que hablar. No por nada está nominada a los Oscar.