FICHA TÉCNICA
Dirección: Sam Taylor-Wood
Guión: Matt Greenhalgh
Producción: Robert Bernstein, Douglas Rae, Kevin Loader
Producción ejecutiva: Mark Woolley, Jon Diamond, Tim Haslam
Fotografía: Seamus McGarvey
Montaje: Lisa Gunning
Dirección artística: Charmian Adams
FICHA ARTÍSTICA
John Lennon: Aaron Johnson
Mimi Smith: Kristin Scott-Thomas
Tío George: David Threlfall
Julia: Anne-Marie Duff
Marie: Ophelia Lovibond
Paul McCartney: Thomas Brodie Sangster
Argumento:
Imaginaos la infancia de John Lennon…Liverpool, 1955: un quinceañero inteligente y rebelde, sediento de vida. Una familia en la que abundan los secretos, con dos mujeres enfrentadas respecto al futuro de este chico, John Lennon: Mimi, la tía severa que lo ha criado, y Julia, su madre llena de vitalidad. Impulsado por su deseo de tener una familia normal, John se refugia en el nuevo y excitante mundo del rock, donde su genio inmaduro encuentra su alma gemela en el adolescente Paul McCartney. Pero justamente cuando John está a punto de empezar una nueva vida, sufre una trágica pérdida. El jóven Lennon, entonces, tendrá que encontrar fuerzas suficientes para seguir adelante, y su voz resonará por todo el mundo dando vida al mito.
Al enfrentarse a las palabras ‘biopic’ y ‘John Lennon’, uno podría pensar que nos encontramos ante otra película sobre uno de los grandes mitos del siglo XX, pero antes de nada hay que aclarar que ésta no es una película sobre los Beatles, ni sobre la vida de John Lennon que ya conocemos. Sino que se centra en una época mucho más desconocida: sus quince años, en 1955.
Hasta aquí, todo bien, pero como siempre pasa con este tipo de películas, uno se pregunta: ¿hasta dónde llega la realidad y dónde empieza la leyenda? Sobretodo teniendo en cuenta que la época ilustrada es prácticamente desconocida – no hay entrevistas, ni muchas fotografías, ni grabaciones. De hecho, el guión está casi íntegramente basado en un libro que escribió su hermanastra Julia Baird titulado ‘Imagine this: Growing up with my brother John Lennon’ (‘Imagina esto: Crecer con mi hermano John Lennon’).
Por estas razones siempre hay que mirar este tipo de películas de dos formas: como película en sí misma o como retrato más o menos fiel de un personaje y su entorno.
Como película nos encontramos ante una historia que ya nos han contado otras veces: una familia rota, un jóven intentando encontrarse a sí mismo y rock ‘n roll. Lo que no quita para que sea igualmente disfrutable.
La narración está bien llevada, los actores están soberbios, sobretodo Kristin Scott Thomas, que interpreta a Mimi, la tía que crió a Lennon, un papel del que hubiera sido muy fácil caer en el cliché de “la bruja malvada”, se convierte en sus manos en un personaje lleno de aristas y profundidad. Y, la banda sonora, como no podría ser de otra manera, cobra gran protagonismo.
Como biopic, es difícil de decir. Muchos opinan que le falta realismo y que tiene algunos anacronismos. Entre estas críticas están desde que el entorno social y económico en el que creció John Lennon era mucho más duro que el que se retrata, crítica que se extendiende a la imagen mostrada de Liverpool en general; hasta detalles que pueden parecer pequeños, pero que son fundamentales en una producción de este tipo, como el que los discos de vinilo que aparecen sean todos de formato 7″ a 45 r.p.m, cuando éstos todavía no se habían comercializado en Reino Unido por aquellas fechas; o el hecho de que Aaron Johnson tenga los ojos azules, cuando Lennon los tenía marrones.
Discusiones sobre la fidelidad a la realidad aparte, quizás su mejor punto sea el hecho de que no se deje arrastra por el mito, y que sólo nos acordemos de lo que vendría después en el momento en que John le pregunta a su madre, “¿por qué Dios no me hizo Elvis?” y ésta le contesta, “porque te estaba guardando para ser John Lennon”.