FICHA TÉCNICA
Dirección: Michel Hazanavicius
Guión: Michel Hazanavicius
Producción: Thomas Langmann
Producción ejecutiva: Daniel Delume, Antoine de Cazotte, Richard Middleton
Dirección de fotografía: Guillaume Schiffman
Música original: Ludovic Bource
Dirección artística: Laurence Bennet
Vestuario: Mark Bridges
Montaje: Anne-Sophie Bion, Michel Hazanavicius
FICHA ARTÍSTICA
George Valentin: Jean Dujardin
Peppy Miller: Bérénice Béjo
Al Zimmer: John Goodman
Clifton: James Cromwell
Doris: Penelope Ann Miller
Constance: Missi Pyle
Argumento:
Hollywood, 1927. George Valentin es una estrella del cine mudo al que todo le sonríe. La llegada del cine sonoro marca el final de su carrera y lo lleva a caer en el olvido. Pero la joven extra Peppy Miller empieza a ser propulsada hacia el firmamento de las estrellas. THE ARTIST cuenta la historia de estos dos destinos entrelazados.
A estas alturas se ha dicho de todo de The Artist, pero vamos a desgranarla un poco todavía. La cinta por sí sola ya estando en blanco y negro muestra una elegancia que ya quisieran otras películas, claro que es lógico teniendo en cuenta que estamos a finales de los años 20. Aún así, la fotografía es preciosa, muy bien hecha y es una delicia para los ojos.
Estéticamente es una de las mejores cintas que se ha podido ver este año y ya sólo por eso merece nuestra atención. Todo está hecho con buen gusto y se agradece.
Por otro lado, en el tema del reparto, los dos actores dan bien en pantalla y funcionan juntos. Además, Jean Dujardin tiene un estilo y un porte muy propio de los actores de la época y bien podría ser uno más, con esa sonrisa y esa actitud de actor-divo lleno de éxitos.
Ella por su parte, demuestra bastante naturalidad y buen hacer. Ambos se desenvuelve estupendamente en la parte gestual, sin servirse de palabras, aunque hablan y no los oigamos y el peso recaiga así en las expresiones, movimientos del cuerpo y gesticulaciones, algo que tiene bastante mérito viendo como tenemos otros ejemplos de actores con la misma cara para todas las situaciones.
Otro de los aspectos a destacar es que dado que en la película no oimos hablar a los actores, el hilo lo llevan las imágenes y por supuesto, la música. El director quería algo muy concreto, al estilo de las películas reales de Hollywood de esa época y lo ha conseguido. La mayor parte del metraje tenemos música presente y nos envuelve sin que prácticamente nos demos cuenta, dejándonos llevar por lo que tenemos en pantalla.
No nos podemos olvidar de las referencias al cine sonoro -inevitablemente uno piensa en la primera película, El cantor de jazz-, para luego poco a poco introducirnos en lo que sería la corriente en los años 50, el cine musical. Así, va haciendo un repaso de la historia del cine sin que nos demos cuenta y planteando la duda de si el cine se puede renovar sin morir o es una chorrada, debate que seguramente se podría trasladar a la actualidad.
En definitiva, es una película para los que disfrutan del cine más allá de taquillazos y actores de moda.