AMAMA. Tradición y progreso
En el festival obtuvo el premio Irizar al cine vasco y el de mejor guión vasco, superando lo que se llevó Loreak en la anterior edición, logrando únicamente una mención especial.
La familia y su tradición es uno de los pilares más importantes de nuestra sociedad, pero es evidente que nuestra realidad es muy diferente a la de nuestros abuelos. Es por eso que el choque entre tradición y progreso-cambio será uno de los puntos importantes de este film. Un caserío donde las raíces de los árboles significan mucho más de lo que parece.
El caserío y su tradición es el centro de esta historia llena de poesía y amor por la familia, el pilar fundamental de nuestra sociedad. Con cada nacimiento, la familia de Amaia planta un árbol que marca sus raíces y su forma de ver el mundo. Amama decide la "forma de ser" de cada miembro de la familia en función del color con el que pinta su árbol. 3 hermanos y 3 nietos marcados por un árbol: Amaia (Iraia Elias) es rebelde, Xavi (Ander Lipus) es vago, y Gaizka (Manu Uranga) es el fuerte, el heredero del caserío.
Sin embargo, las raíces, la tradición, los árboles y el caserío pertenecen al pasado, y en la realidad actual no terminan de encajar como lo hacían antes, y eso es lo que Amaia trata de hacer entender a su familia. El conflicto entre lo rural y lo urbano, entre el pasado y el presente, pero intentando trasladar los valores y el conocimiento desarrollado durante tantos años en un caserío a la forma de ver el mundo actual.
Amama es el nexo de unión de la familia y con sus silencios, su mirada, consigue conectar ambas realidades: el pasado representado por su hijo (padre de Amaia) y el presente y futuro representado por su nieta Amaia. Sin ser actriz profesionalmente, Amparo Badoila consigue representar perfectamente lo antiguo, la belleza de la naturaleza, siempre presente y con un papel fundamental en la familia tradicional.
Amaia por otro lado representa la fuerza, la energía, la sensatez, y las ganas de cambiar el mundo, de adaptar la tradición de su familia a la realidad actual, sin perder lo que le ha aportado a su forma de ser y ver el mundo.
Por último, destacar que es una historia muy humana que gracias a la belleza de sus imágenes y unos diálogos llenos de verdades consigue empatizar con el espectador, sintiéndose perfectamente identificado con la familia protagonista. Quizás no sea para todos los paladares, pues a veces se opta por imágenes preciosas pero silenciosas, y por ello, puede parecer lenta y en ciertos momentos aburrida para determinado tipo de público. La banda sonora también nos parece una acertada elección para mantener cierta tensión en la trama. Recomendable.