Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. [Ro. 4:19-22]Otro de los testimonios que podemos notar en la Biblia es de los jóvenes Sadrac, Mesac y Abednego, en el que caso de ellos no fue solo de una promesa al que estaban aferrados, fue de Dios al que se aferraban plenamente. Aunque Nabucodonosor amenazaba con echarlos al horno de fuego ardiendo jamás doblegaron su fe, pues estaban confiados en que el Dios al que ellos servían los iba a librar. ¡Y así fue!Entonces, ¿en quién te aferras? Si Dios te ha dado verdadera promesa el va a cumplirla. Pero no el tiempo que tu quieres, pues sus pensamientos son más altos (diferentes) que nuestros pensamientos. Así que quítate de tu cabeza la idea de que Dios va a complacerte todo de la noche a la mañana, o solo porque tu lo ''declares en fe''. Es más, Dios no es un Dios que complace caprichos. Y si no tienes promesa, aférrate a Dios. Él jamás deja desamparados a los que en el confían.
Está mi alma apegada (aferrada) a ti; Tu diestra me ha sostenido. [Salmos 63:8]