No lo ha sido un proyecto fácil de llevar a cabo, su inicio está fechado en 1995, debido a la continua tensión existente en esa zona. A las continuas polémicas y acusaciones, hay que unirle varios retrasos y problemas en las obras, aunque, finalmente, el nuevo medio de transporte de la ciudad se ha hecho realidad, y en el interior de sus vagones es posible ver pasajeros con grandes diferencias ideológicas, aunque compartiendo unos minutos de sus vidas durante en la unidad tranviaria que les lleve a sus destinos.
El tranvía de Jerusalén, que ha contado con una inversión de unos 800 millones de euros, tiene una longitud de 13,8 kilómetros, a lo largo de los cuales hay un total de 23 estaciones. El tiempo necesario para recorrer la línea de principio a fin es de 90 minutos, demasiado para lo que estamos acostumbrados a ver en otras ciudades, aunque sus responsables prevén mejorar este tiempo.
Vía: El Mundo