En territorio enemigo

Por Pilarm
Así van a estar los jefes que participen en el nuevo reality show de la llamada Cadena Triste -¿puedo decirlo o me demandarán?-, y es que altos directivos se van a infiltrar en sus propias plantillas como un trabajador más para saber lo que los esclavos, perdón, los explotados, perdón... los empleados hacen y luego premiar, ascender o despedir según lo eficientes que sean.
Seguramente más de una vez tendrán que morderse la lengua o aguantar que les pongan verdes sin conocerles de nada, porque claro, no son el jefe inmediato del que todos despotricamos porque lo tenemos más a mano, no, este es el de ese despacho de arriba que no mueve un dedo. Por decir finamente lo que más de uno pensará.
A mí lo que me llama de este programa es si el señor directivo sobrevivirá a una semana de duro trabajo, o de dura vagancia, porque en este país o estás puteado -con perdón de la expresión, que yo soy una señorita- o te tocas las narices las 8 horas de trabajo. Pero lo del término medio como que no se lleva.
Bueno y lo mejor, la cara de los compañeros cuando sepan quién ese ese novato que llega y se va para volver a sentarse en su sillón. Sobre todo si les da malas noticias o les deja donde está sin recompensarles. Nada volverá a ser lo mismo.
Disculpadme... pero oigo un zumbido y no sé si es una mosca o mi jefe vigilándome con la cámara. Corto y cierro. Ah no espera, que yo no tengo jefe. Pero entonces... ¿qué es esa lucecita roja que veo en la esquina del techo?
¿Tendré jefe y no me habré enterado? ¿Vendrá a realizar mis tareas para luego despedirme? En el próximo capítulo más.