En ese contexto, yo, escritor independiente que suele hablar todos los días con un centenar de personas para ofrecer sus libros, busco alternativas. ¿Tendría que haberlo hecho antes? Sí, es cierto, pero ya no importa, lo hago ahora. ¿Cuáles pueden ser esas alternativas? Libros electrónicos, venta de libros en papel a través de intermediarios, alianzas con quien trabaja con productos afines, o lo que se me pueda cruzar en el camino. Ya lo sabremos.
Hay que prepararse para las nuevas condiciones de trabajo. Por las dudas. Aunque la realidad después no nos de la razón, y todo siga siendo como era.