Un hombre tenía unas entradas de fútbol para el partido Barça – Madrid. Cuando se sienta, al empezar el partido, otro hombre se le acerca y le pregunta si está ocupado el asiento que está junto a él.
No, está desocupado. -le contesta-
- Es increíble que no haya venido su dueño -dice el hombre-. ¿Quién, en su sano juicio, tiene un asiento como éste, para un partido que es el mayor acontecimiento del mundo, y no lo usa?
El primero le responde:
– Bueno, en realidad el asiento es mío. Lo compré hace tiempo. Se supone que mi esposa me iba a acompañar, pero falleció. Éste es el primer derby en el que no vamos a estar juntos desde que nos casamos en 1982.
- Oh… Qué pena me da oír eso. Es terrible, pero, aún así, ¿no pudo encontrar a alguien más, no sé… un amigo, o pariente, o incluso un vecino, para que usara el asiento?
El hombre niega con la cabeza. - Pues no. Todos están en el entierro.