Con una superficie equivalente a una cancha de tenis, y a 212 metros de altura, Luke Czepiela se convirtió en la única persona del mundo que ha logrado un aterrizaje de avión en un helipuerto. ¡Con tan solo 27 metros de pista!
El Burj Al Arab Jumeirah, hotel de lujo ubicado en una isla artificial en Dubai, se ha transformado rápidamente en uno de los edificios más famosos a nivel mundial, y no sólo por sus más de 200 metros de altura y su diseño vanguardista, sino por las increíbles hazañas deportivas que se han realizado en su cúspide en los últimos años, entre ellas, el partido de tenis entre Roger Federer y André Agassi en 2005, y los “donuts” que hizo el piloto de Red Bull Racing, David Coulthard, en 2013.
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Y es que nuevamente la estructura fue el escenario de un hecho histórico, luego de que el piloto polaco, Luke Czepiela (39), desafiara los límites de la física y lograra que su avión STOL (Short Take-Off and Landing)se posara y detuviese por completo en tan solo 20,76 de los 27 metros de pista que tiene el helipuerto el edificio, equivalente al largo de una cancha de tenis.
“Honestamente, ¡no podría estar más feliz! Dos años de preparación y tres intentos más tarde, todo salió perfecto. Logramos poner un avión en un helipuerto a 212 metros de altura, en el edificio más icónico y hermoso del mundo”, dijo un emocionado Czepiela, quien completó la proeza el pasado 14 de marzo.
Aterrizaje al límite
Nadie había pensado en la factibilidad de aterrizar un avión en un pequeño helipuerto. Nadie excepto Czepiela, quien previamente lo había logrado en el muelle de madera más largo de Europa (Sopot, Polonia).
Y es que la logística no era simple. A pesar de que el avión está diseñado para aterrizajes forzosos, lograrlo sobre un edificio de 56 pisos, y sin ninguna guía visual, es casi imposible.
“El mayor desafío fue la falta de puntos de referencia, que por lo general existen en un aeropuerto normal, donde se cuenta con cientos de metros de pista”, cuenta el piloto de Red Bull. “Aquí, el helipuerto desapareció bajo la nariz del avión, y mi periferia era muy reducida. Tuve que confiar en mis instintos y mi práctica, antes de quedarme sin espacio”, señaló. Con 650 aterrizajes de prueba a nivel del suelo en los últimos dos años, Czepiela estaba listo para este descenso.
Para enfrentar el dilema entre peso y potencia, un equipo especializado de CubCrafters implementó múltiples modificaciones a la aeronave, logrando una masa final de apenas 425 kilogramos, ideal para lograr el segundo desafío del piloto: volver a despegar.
“Me sentí tan confiado, tan bien. Simplemente puse un poco de música en mi casco y esperé a las palabras mágicas de mi guía: “el vientos está constante a siete (nudos)”, dice Czepiela. “Cuando frené, no pude contenerme. Corrí, grité, y todo el mundo se abrazó. Aterrizamos un avión en la cima del Burj Al Arab. Tengo muchas emociones para entrar en detalles técnicos, pero ¡aterrizamos un avión en un helipuerto!”, anunció emocionado.