En un mundo al revés

Publicado el 05 julio 2011 por Carmentxu

En un mundo al revés, el bueno es el lobo y las ovejitas pérfidas e insidiosas. Trasladado al aquí y al ahora, al poliedro en que caímos por el túnel del tiempo, esto se traduce en un continuo y cansino intento por establecer nuevas reglas a las primeras de cambio, lo que crea indefensión emocional y relativismo hasta que, finalmente, nos engulle el existencialismo y el sálvese quien pueda.

Según pasan los años, desaprendemos la diferencia que un día tuvimos clara entre aquí y allí, lejos y cerca gracias a la globalización, o entre alto y bajo gracias a las nuevas tecnologías y su democratización del mensaje. Y si algo aprendemos con el tiempo es que todo es relativo, al menos todo lo pasado visto con perspectiva. El presente también empieza a ser relativo: se traza sobre la marcha, como un cuadro impresionista donde el artista del mensaje lucha contra el tiempo por atrapar un instante en una pincelada. En este mundo al revés nos venden que echar marcha atrás es ir hacia delante y avanzar es un paso atrás. Y pasa también con los paquetes de reformas, de ajustes del sistema, un eufemismo que evita llamar a las cosas por su nombre porque, de hacerlo, nadie compraría. Oferta y demanda.

Hoy, el Parlament de Catalunya aprueba la llamada Ley Omnibus, una ley de acompañamiento de los presupuestos de 2011 que, finalmente, ha dividido en tres para que pase mejor este brebaje neoliberal. Malos tiempos para los de aquí y para los de allí, con recortes en sanidad, privatización de hospitales y de la explotación del agua, desregulación de la vivienda pública, fin de los informes de impacto ambiental en infinitos casos. El objetivo: agilizar. El resultado: un sálvese quién pueda, que el mundo ahora es patrimonio neoliberal, aquí y allí.