Ella, esa niña que nunca se callaba y que su madre pensaba que se quedaría para vestir santos (o, lo que es lo mismo, para cuidar de ella cuando fuese vieja), pero que, contra todo pronóstico, se casó. Esa niña que nunca tuvo su momento protagonista, siempre eclipsada por los demás.
Ya casada y con dos hijos, Jimena sigue sin sentirte plena, sin sentir que su vida es la que debería vivir. Un matrimonio cada vez más vacío, una carrera tirada por tierra para ser la mujer del hombre de negocios, unas pasiones (sus cuadros, sus historias) que nadie parece tomarse en serio.
Jimena necesita expresarse, y este libro es la carta que le escribe a su madre. Una carta cargada de secretos, con todo lo que tuvo que callarse, con lo que no se atrevió a contar. Una carta que narra la aventura de su vida, aquella que la llevará muy lejos, y siempre acompañada de un paraguas rojo.
Esta novela (la carta de Jimena) está cargada de sentimientos. Se lee muy deprisa, los capítulos son muy cortos y la escritura es muy ágil, pero sobre todo impulsa el querer saber más de Jimena, sus amigas (las brujas de Eastwick), su vida, su pasado... y su futuro. Una novela de la que es difícil hablar sin contar demasiado, con personajes estupendos, pero sobre todo, con una narrativa impecable. Una novela muy breve, pero de las que dejan poso.
Según terminé este libro me compré en Amazon otra novela de la autora, porque ha pasado a ser una de esas escritoras de las que quiero leer todo. Pero con calma, que si no, se me acabará demasiado pronto.
Os recomiendo muchísimo este libro, este viaje de la mano de una protagonista que podría ser nuestra vecina, nuestra amiga o nuestra hermana, que no os defraudará.¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!