Para Bergoglio, la Curia "ve y se ocupa de los intereses del Vaticano y olvida el mundo que le rodea. No comparto esta visión y haré de todo para cambiarlo", aseveró.
Sobre su visión de la Iglesia, el pontífice explicó que esta no se debe basar en el "proselitismo" sino que ha de centrarse en "escuchar las necesidades, las desilusiones y la desesperación, dar esperanza a los jóvenes y ayudar a los viejos, abrirse al futuro y difundir el amor. Ser pobres entre los pobres".
Asimismo, el papa criticó enérgicamente el "liberalismo salvaje" que hace que "los fuertes se hagan más fuertes, los débiles más débiles y los excluidos más excluidos" y añadió que es necesario establecer reglas de comportamiento e incluso, si fuera necesario, "acudir a la intervención del Estado" para corregir las desigualdades más intolerables.
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