La querencia de los estadounidenses por las armas hacen tiempo que rebasó ya todos los límites de la locura y la peligrosidad. Pero ahora dan un paso más.
El fiscal general del estado de Virginia opina que los ciudadanos del estado podrían llevar armas como protección en lugares de culto, mientras se llevan a cabo los servicios religiosos, según informa el diario The Washington Post.