ENAMORADOS DE LA MUJER FATAL, EN CLAVE DE ROCK La pasión que se esconde detrás de la mujer fatal es pura inspiración para los autores de rock & roll. Así, cerca del Día de san Valentín, es oportuno recordar canciones sobre esos funestos amores.

Publicado el 07 febrero 2016 por Carlosdelriego

Velvet Underground ya cantaron explícitamente a la mujer fatal en 1967.

Hay días para todo: existe el Día Internacional del ‘3D’ (o sea, de las tres dimensiones) y también el día de Internet seguro, de la nieve, del sueño, de los vuelos espaciales tripulados, de la voz, de las tortugas marinas, del sushi, del orgullo zombi e incluso hay un Día Mundial del Lavado de Manos. Así que no podrá extrañar que exista desde hace mucho el Día de los Enamorados, que es el Día de san Valentín (14-II); contra lo que pueda pensarse, la celebración tiene su origen legendario en la antigua Roma, aunque, eso sí, los grandes almacenes aprovecharon la coyuntura para estimular el consumo.
                             
Por su parte, no hace falta decir que la mujer ha sido la más importante fuente de inspiración para quienes escriben música en clave de rock (que son muy mayoritariamente hombres), pero además de las canciones de amor ‘telenovelesco’ y sentimentaloide, además de las que usan de tono lacrimógeno y afectado, existen las que hablan de ‘l´amour fou’, el amor loco, y de la mujer fatal, esa que te usa y engatusa, esa que te engaña haciéndote creer que eres el amor de su vida pero le importas un pito y te da la patada cuando ya no le sirves. Ésa es la mujer fatal. Como no podía ser de otro modo, el rock y sus derivados también han producido momentos excelentes cuando señalan, con amargura y resentimiento, a esa engañabobos que puede atontar al más inteligente con sus halagos y promesas; es más, todo el que escribe rock & roll también cae, antes o después, en las redes de la mujer fatal, aunque sólo sea como recurso para construir la canción.

Entre los títulos que hacen referencia a esa suerte de devoradora de hombres no puede faltar el clásico ‘Black magic woman’ de Fleetwood Mac (1968), aunque tal vez sea más reconocida la versión latina y cargada de percusión que hizo Santana en 1970; el texto es explícito: “Mujer de magia negra que está tratando de embrujarme”. También es destacable el ‘Evil woman’ de Electric Light Orchestra que, con su sonido barroco y recargado, también dice las cosas muy claras: “Hiciste un tonto de mí (…), ya no tienes a nadie a quien usar”, para luego ajustar cuentas con el vengativo verso: “Es tan bueno ver que sientes dolor” y, finalmente, explicar: “Mujer malvada, cuánto daño me hiciste”. The Queen en su ‘Killer Queen’ describió a la vampiresa como “Guilltina, dinamita, pólvora (…) tienes garantizada la excitación en cualquier momento”.
Una de las composiciones más tempranas que describe de modo rotundo y evidente a esta perversa mujer es el ‘Femme fatale’ que Lou Reed hizo para Velvet Underground en 1967. La voz un tanto aplanada de Nico desgrana una melodía preciosa mientras el propio Reed da réplica con unos coros muy pintorescos. El texto precisa qué es lo que pretende la bella maligna: “Basta mirar sus ojos de color falso. Ella te moldea sólo para tenerte debajo, como un payaso. Eres el número 37. Va a tratarte como un tonto”. Lou Reed la escribió pensando en la actriz y modelo Edie Sedgwick, una de las estrellas de la cuadrilla de Andy Warhol.
Otra canción compuesta pensando en la mujer mortalmente atractiva es la potente ‘Poison’ (1989) de Alice Cooper. En clave heavy y con sus modélicos riffs de guitarra, ese veneno se presenta de un modo teatral y muy visual (no faltan ecos del glam rock y su melodramática puesta en escena); su estribillo pegadizo y sus versos evidentes la han convertido en una pieza imprescindible del mejor heavy americano de los ochenta del XX. Sus estrofas muestra un amor loco y peligroso, pero totalmente adictivo: “Tu sangre como el hielo. Mi dolor, tu emoción. Quiero probarte pero tus labios son veneno. Eres veneno corriendo por mis venas. Tu red, estoy atrapado”,  y termina rindiéndose a los diabólicos encantos: “No quiero romper esas cadenas”.
Y si la mujer fatal habla español, lo primero que acude a la mente es el legendario grupo madrileño Burning y su inolvidable ‘Qué hace una chica como tú en un sitio como este’ (1978). ¿Quién puede resistirse a la guitarra del genial, entrañable e imprescindible José Casas, Pepe Risi en la historia del rock español?, e igualmente, ¿cómo sustraerse al encanto de esa melodía y esa letra? “Los años te delatan, nena, estás fuera de sitio. No utilices tus juegos conmigo” avisa el narrador; pero luego la buscavidas recibe un duro castigo: “Ya sé que alguien pisó tu orgullo en un oscuro portal”. Sea como sea, la emblemática pieza (una de las que demostró que el español es apropiado para el rock & roll) describe con precisión qué es lo que, con total seguridad, trae este tipo de bruja encantadora e irresistible: “Mujer fatal, siempre con problemas (…) tú eres fatal”.  
Lo curioso es que la víctima de la mujer fatal tiene el seso nublado, y por más que sus amigos le expliquen que esa tía sólo quiere aprovecharse de él, no verá en ella más que lo que quieren ver.

CARLOS DEL RIEGO