Estreno la sección de Enamorándomee, que consiste en enseñar pequeños fragmentos de poemas, canciones o de libros que te hayan llamado la atención. Yo hoy os traigo dos poemas, versos, relatos como se diga, publicados por la misma autora. El día 10 de Marzo de este año descubrí el relato "Sal con una chica que lea", y lo publiqué en el blog. Hace poquitos días, descubrí la otra versión, la del chico. Cuando publiqué el relato apenas tenía seguidores, y muy poquitas personas pudieron disfrutar de la pasada de relato. Así que nada, os dejo los dos (y de paso borro el otro, y me lo quito de encima :3) y espero que los disfrutéis, tanto (o incluso más, pero es difícil) que yo.
Sal con una chica que lea: Sal con una chica que lea. Sal con una chica que gaste su dinero en libros en vez de ropa. Ella tiene problemas de espacio en su clóset porque tiene demasiados libros. Sal con una chica que tenga una lista de libros que quiere leer, que tenga un carnet de biblioteca desde que tenía doce años.
Encuentra una chica que lea. Sabrás que lo hace porque siempre tendrá un libro por leer en su cartera. Ella es ésa que mira amorosamente sobre los estantes en la librería, la que llora calladamente cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica extraña olfateando las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Ésa es la lectora. Nunca pueden resistirse a oler las páginas, especialmente cuando están amarillas.
Ella es la chica que lee mientras espera en esa cafetería al final de la calle. Si echas un vistazo a su taza, la crema está flotando en la parte de arriba porque ella está ya como absorta. Perdida en un mundo creado por el autor. Siéntate. Quizás te dé una mirada penetrante, porque a la mayoría de las chicas que leen no les gusta ser interrumpidas. Pregúntale si le gusta el libro.
Cómprale otra taza de café.
Hazle saber lo que realmente piensas de Murakami. Ve si pasó del primer capítulo de La Comunidad. Entiende que si te dice que entendió el Ulises de Joyce, sólo lo está diciendo para sonar inteligente. Pregúntale si ama a Alicia, o si le gustaría ser Alicia.
Es fácil salir con una chica que lee. Dale libros por su cumpleaños, por Navidad y en los aniversarios. Dale el regalo de las palabras, en poesías, en canciones. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings. Déjale saber que entiendes que las palabras son amor. Entiende que ella sabe la diferencia entre los libros y la realidad pero, por Dios, ella está tratando de hacer su vida un poco más como su libro favorito. Nunca será tu culpa si ella lo hace.
Ella tiene que intentarlo, de algún modo.
Miéntele. Si entiende de sintaxis, entenderá que necesitas mentir. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo. No será el fin del mundo.
Fállale. Porque una chica que lee, sabe que el fracaso siempre lleva al clímax. Porque son chicas que entienden que todas las cosas llegan a un fin. Que siempre puedes escribir una secuela. Que puedes comenzar una y otra y otra vez y aún ser el héroe. Que la vida está destinada a tener uno o dos villanos.
¿Por qué tener miedo de todo lo que no eres? Las chicas que leen entienden que la gente, como los personajes, se desarrollan. Excepto en la serie de Crepúsculo.
Si encuentras una chica que lee, mantenla cerca. Cuando la encuentres despierta a las dos de la mañana, apretando un libro contra su pecho y sollozando, hazle una taza de té y abrázala. Puedes perderla por un par de horas, pero siempre regresará contigo. Hablará como si los personajes en el libro fueran reales, porque, por un rato, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio en un globo aerostático. O durante un concierto de rock. O muy casualmente, la próxima vez que esté enferma. Por Skype.
Sonreirás tanto que te preguntarás por qué tu corazón no ha explotado y sangrado por todo tu pecho todavía. Escribirás la historia de sus vidas, tendrán niños con nombres extraños y gustos todavía más extraños. Ella le presentará a tus niños al Gato en el Sombrero y a Aslan, quizás el mismo día. Caminarán juntos el invierno de su vejez y ella recitará a Keats en voz baja mientras tú te sacudes la nieve de las botas.
Sal con una chica que lee, porque te lo mereces. Te mereces una chica que pueda darte la vida más colorida imaginable. Si tú sólo puedes darle monotonía, y horas duras y propuestas a medias, entonces estás mejor solo. Si quieres el mundo, y los mundos más allá de éste, sal con una chica que lea.O mejor aún, sal con una chica que escriba.
Sal con un chico que lea:
No salgas con un chico que lee porque criticara el poco sentido de las letras que la gente tararea una noche de fiesta cualquiera, se reirá de lo banal. No salgas con un chico que lee, sabrá encandilarte con cuatro palabras bien dichas, y tardaras un rato en darte cuenta de su gracioso juego de conquista.
Porque...El chico que lee sabrá cuando callar, porque entiende el sentido de los puntos suspensivos, y seguramente no invertirá tanto tiempo en preguntar repetitivamente "que te pasa" que sin duda no queremos responder. Se acordara del argumento y entenderá los fallos del guión, pues lo ha leído en mil páginas. El chico que lee sabe que incluso en los mejores libros los grandes detalles pueden ser sugeridos con una descripción de la escena, y hará de cada una de tus miradas una descripción que no necesite explicaciones ni pretextos.Te abrazará antes de pedir argumentos, porque un chico que lee, también lee entre lineas.El chico que lee ha aprendido de los mejores héroes de la historia, y sabe cuando y como ha de luchar. Sabe que la trama tiene giros y no se pondrá tan nervioso ante un párrafo dramático.Conoce las palabras que te secan y humedecen los ojos, y te comparara con las musas de sus autores preferidos, se reirá de ti si llegas al punto de locura que alcanzan sus protagonistas, y ya conocerá la solución.No habrá mejor regalo para el que empezar juntos una historia definitiva, un libro que no tenga final, porque al fin y al cabo, el chico que lee querrá seguir leyendo, y valorara el suspense antes de escribir la ultima frase del día.
El chico que lee conoce mil mundos, y no parara hasta que los visitéis juntos. Y cada momento absurdo se llenara de magia si señala una a una las cosas que imagina para ti en ese momento, porque podrá transformar un cutre habitación de hostal en la suite mas maravillosa de París. Y solo con palabras creará la mejor vista de la Torre Eiffel, solo con palabras puede hacer que veas mil estrellas iluminando el cielo sobre los campo Elíseos, haya o no ventana en vuestra cutre habitación.Si sales con un chico que lee, ten claro que no pararás de recorrer lugares que posiblemente aun no se hayan inventado, que cada momento será un párrafo perfecto de vuestro libro, que cada gesto habrá sido vagamente maquinado, y cada punto de tensión será resuelto, porque los libros, siempre continúan. Y el chico que lee, lo sabe.Porque es la garantía de una biblioteca en su casa reservada solo para ti.Porque con cada libro que se obsequien entre ambos, irán alimentando la librería que desearan tener en un pequeño apartamento lleno de fantasía en París, Roma, Londres o Madrid.Sal con un chico que no lee, o te condenarás a aprender cada día, y a vivir de modo que cada momento pueda ser descrito en un papel. Sal con un chico que no lee, o te convertirás en musa y protagonista de mil historias que de esta manera, no podrías vivir.Autora: Rosemarie Urquico