Encrucijada

Publicado el 20 octubre 2014 por Isabel Isabelquintin

Hace siglos que perdí la esperanza del amor, no porque no crea que pueda llegar, sino porque sé que no soy capaz de seguirle el ritmo. Y en esto temo que debo ser abiertamente sincera y reconocer que el problema no son ellos, el problema he sido y seré yo.
(Silencio de admisión)
Llevo años y no es que me haga gracia decirlo así, pero con el pasar de los días mi soltería se ha hecho mi estado civil permanente tal cual como si estuviera casada, aunque sí, me casé con la soledad de mis días y noches y aunque para algunos suena absurdo, es cierto que nadie está completamente solo en el mundo, a lo que me refiero es a que me he convertido en la chica solitaria sin ánimo de mejora. Y creo que ya encontré la razón; mi corazón o lo que sea, se ha hecho volátil. Verán, está este chico paciente y cariñoso que me dedica sus mejores horas y se esmera por demostrarme cuanto me quiere, (todo bien por ahí) que tiene TODO para que yo quiera quedarme e intentar cambiar de estado civil.
Pero...
También está este otro chico, nuevo en el edificio, que me encuentro todas las mañanas en el estacionamiento, que me sonríe en el ascensor y que a veces me encuentro en el malecón cuando voy a correr...
¿Que tienes el segundo que no tiene el primero?
NOVEDAD!
El primero se me calló del pedestal una tarde común y corriente cuando me di cuenta que habían muchas cosas de él que en vez de unirnos, pues nos distanciaban. Acto seguido, la diosa que llevo dentro (como diría Ana Steel) decidió que la magia se había terminado y que era mejor seguir cada quien por su lado... pero no resultó porque él no se quiso ir y yo no tuve el valor de hacérselo entender
Hace unos días, el otro chico me invitó a desayunar, hablamos de la vida y de los gustos y de todo y mi diosa se animó y decidió que iríamos un paso adelante. Todo perfecto, sábados de películas en casa, martes para las compras, compañía para correr, mensajes de buenos días y buenas noches...
Hasta que una tarde de domingo el par de chicos se encontraron en el ascensor, se saludaron y descubrieron que estaban saliendo en simultáneo, con las misma chica.
¡Shit!
Conclusión final: No tengo madera para los romances eternos.
&version;¡Gracias por leer!