Los dirigentes políticos que dicen no saber nada nos recuerdan a aquellos altos funcionarios de Hitler que al perder la guerra y enfrentarse a la Justicia de los aliados, repetían que no sabían nada de los campos de exterminio y de las otras atrocidades.
Mentir con el "No sabíamos nada", además de mentira y falsedad, es el culmen de la cobardía y la vileza de un ser humano.
Antes, cuando los gobiernos y los políticos eran considerados decentes, la versión oficial tenía cierta carga de veracidad, pero ahora, con un gobierno de Sánchez que ha mentido cientos de veces desde que llegó al poder, la versión oficial puede ser más falsa que una moneda de uralita.
Comparado con la magnitud de la corrupción que envuelve a Ábalos, Begoña y Sánchez, lo de Errejón es “pecata minuta”, apenas un desliz que ha sido agigantado por los medios comprados del sanchismo para ayudar al líder supremo acorralado.
El caso Errejón tal vez logre salvar a Pedro Sánchez, pero a cambio está logrando convencer a los españoles de que son gobernado por una clase política deleznable, capaz de todo con tal de mantener el poder, una tropa indecente que no merece representar al pueblo español y menos gobernarlo.
¿Cuántos Ábalos y Errejones más hay escondidos en la política española? ¿Cuántos sinvergüenzas, corruptos y canallas están siendo encubiertos en la alta política? ¿No estará el poder político en España podrido hasta la médula?
No lo sabemos, pero los casos que se conocen son terribles e inducen a creer que la cúspide del poder en España está plagada de Errejónes, Ábalos, Koldos, Zaplanas, Titos Bernis, Aldamas y otros muchos corruptos incurables.
Francisco Rubiales