Encuentro con Isaac Rosa y su Aquí vivió. (historia de un desahucio)

Publicado el 03 junio 2016 por Fesaro
Coincidiendo con el último fin de semana de la Feria del Libro de Sevilla tuve la oportunidad de tener una charla con Isaac Rosa sobre el libro, que conjuntamente con la ilustradora catalana Cristina Bueno han realizado sobre un tema que se ha convertido en un tema que preocupa en la sociedad actual, el tema de los desahucios. Un libro desgarrador y que muestra con todo lujo de detalles la situación de de los desahucios desde distintos puntos de vista. Una obra original, llena de momentos que sorprenden al lector y que puede ser un documento gráfico de mucho valor que registre una de las barbaries que ha asolado un país en crisis.Nuevamente la cita fue en el Hotel Inglaterra y conocer a Isaac Rosa para mí fue algo especial. Me sorprendió encontrarme a un hombre que habla con un tono de voz cálido, firme, de un problema que afecta a una parte muy importante de la sociedad española hoy en día. Es esa calidez en sus palabras lo que hace que escuche sus respuestas y opiniones atentamente, es el máximo exponente de aquella frase que decía “se puede decir más alto pero no más claro”. Me quedo con su libro como un tesoro, algo que nos advierte de lo que está pasando, que nadie está exento de que le pueda ocurrir a él. Pero el verdadero valor es el de ver un escritor que ha creado una obra y que la usa para cambiar las cosas, una persona comprometida con sus ideas y que lleva su trabajo un paso más allá con la esperanza de que sirva para ayudar a cambiar a mejor las cosas en este mundo que a veces es tan insensible con ciertas situaciones.
Una ruptura familiar, un cambio de casa, la adolescencia. Tres situaciones difíciles, y a Alicia le ha tocado vivir todas a la vez. Pero además hay algo extraño en su nueva vivienda: vecinos hostiles, un diario secreto y una visita inesperada.
Alicia emprende una investigación que nos acercará a la tragedia de miles de familias que han perdido su casa. Pero también a la lucha de quienes llevan años resistiendo contra los desahucios.Aquí vivió es la primera novela gráfica de Isaac Rosa, ilustrada por Cristina Bueno.La opinión de la crítica:
«Un relato imprescindible, conmovedor, riguroso y valiente, enmarcado en uno de los episodios más importantes de los últimos años en nuestro país: la lucha por el derecho a la vivienda.»
Olga Rodríguez, periodista y escritora (Premio Enfoque de Periodismo 2014)
«Contra la tragedia del desahucio, Aquí vivió nos transmite fuerza para conjurar el fantasma de una pobreza que debilita. No estamos solos.»
Marta Sanz, novelista (Premio Herralde 2015)
«La historia pone cara y voz a los protagonistas de una estafa inmobiliaria, y resulta que no son solo los que desahucian y los desahuciados: es, finalmente, toda la sociedad la que participa. Qué gran tebeo.»
Manel Fontdevila, historietista, autor de La parejita

Libros en el petate: Es obligado preguntarte cómo surge este proyecto y por qué este tema en concreto.
Isaac Rosa: Surge por un lado de mi interés en contar algo de los desahucios desde la ficción, la de escribir una historia que tuviera que ver con el gran tema que es con mayúsculas en estos años de la crisis, es el tema que mejor muestra lo que ha pasado en España y lo que sigue pasando. Los desahucios tienen la capacidad de funcionar como unos observatorios desde donde se ve todo lo que respecta a la crisis y a lo que la ha rodeado.  Cuando uno coge un desahucio cualquiera de una familia y pone la lupa sobre él y se fija alrededor ve todo (la crisis, el desempleo, la desigualdad, el empobrecimiento, la política de la vivienda, el sistema financiero, la corrupción, las protestas ciudadanas, etc), es como una especie de zona cero de la crisis. Yo tenía ganas de contar una  historia como esta y no sabía cómo contarla, con qué historia, con qué voz y por el camino apareció Nube de Tinta que quería inaugurar una colección gráfica de comics que tuviera mirada social, que llegara a un público amplio y al proponerme participar en el primer libro vi la oportunidad de contar esa historia aquí, usar lo que el comic me permitía para contar de otra manera lo que sucede.
L.P: Ellos te dieron la oportunidad pero la temática la pusiste tú.
I.R: Ellos propusieron un tema de aspecto social y en una primera reunión los desahucios estaban sobre la mesa y coincidimos en que era como el gran tema y pensé que como el libro tardaría en realizarse, cuando estuviera acabado tendríamos más libros en el mercado hablando del mismo tema del momento y a la vuelta de un año y medio nos hemos dado cuenta que no hay más comics ni novelas con esta temática.
L.P: Yo pensaba que la crisis  cada vez se estaba mostrando más en el argumento de la  literatura.
I.R: Yo creo que esa es una percepción de los que estamos un poco en el mundillo cultural pero que no se corresponde con la realidad. Recuerdo hace cinco o seis años cuando entrabamos en la zona más difícil de estos años, cuando golpeó con más fuerza ya se abrió este debate sobre la literatura de la crisis, la cultura y la crisis y me preguntaban periodistas si veía esa literatura de la crisis y ese auge y yo era tan optimista que confiaba que aunque en ese momento no hubiera, los cineastas, los escritores, guionistas, etc, estuvieran trabajando y que veríamos a la vuelta de unos años sus obras. Yo hoy en día veo poco, ni mucha novela, ni cine sobre la crisis aunque hay buen teatro y periodismo que han reflejado este tema. Contestando a tu pregunta veo poca literatura, no quiere decir que no haya pero se puede contar con los dedos de una mano para lo que ha supuesto la crisis todos estos años, lo que ha sido y ha pasado en España durante la última década hay poca obra de creación.
L.P: Cómo ve un escritor de novelas su obra en imágenes.
I.R: Para mí ha sido una experiencia muy buena. Cuando comencé a pensar y a escribir la historia todo eran problemas y dificultades porque tenía que adaptar mi escritura a un lenguaje diferente, a unos códigos que no eran con los que trabajaba habitualmente, pero hubo un momento que es esas dificultades empecé a verlas como oportunidades, poder contar la historia de otra manera, usar recursos que habitualmente no tengo. De esta manera en las primeras versiones de la obra la palabra tenía más peso y todo eso se fue eliminando porque la idea era contar una historia con imágenes.

L.P: Esa idea me da pie a decir que tu  obra se degusta poco a poco porque contiene frases impactantes, imágenes que impactan y te obligan a realizar una pausa. De otra manera no podría considerarse un libro con esta temática verdad.
I.R: Se podía haber contado de muchas maneras porque en todo lo que tienen que ver con los desahucios hay un filón narrativo. Nosotros hemos cogido una posible forma de contar la historia pero a partir de ahí si hemos intentado que el hecho de que sea un comic, usar sus herramientas de la manera más eficaz posible para que funcione la historia y provocar en el lector aquello que queríamos.
L.P: La primera imagen del comic me parece impactante, una escena donde se ve la mirilla de una puerta y en ella un notario, un policía, un cerrajero aguardando fuera. Has querido transmitir que esto puede pasarnos a cualquiera.
I.R: Nosotros al plantearnos este libro estábamos preocupados por evitar lo previsible, tener en cuenta las expectativas del lector en este caso para no cumplirlas, defraudarlas y darle otra cosa. Cuando uno coge una novela que promete ser la historia de un desahucio ya va pensando en lo que se va a encontrar y si le das lo que está esperando es inofensivo y no funciona. Por ello queríamos llegar a los desahucios dando un rodeo y empezar el libro así. Tiene que ver con eso precisamente, es un arranque falso, con un prologo que es una pequeña historia que cuesta creerla hasta que te la cuentan, que es la facilidad con la que se ha desahuciado a gente e n este país. “El principio del libro está basado en una historia real donde una familia que no estaba en casa a su vuelta se encuentran que una comisión judicial tenía una orden de proceder a un desahucio pero la dirección la tenían errónea por lo que a la vuelta de la familia se encontró que habían entrado en su casa, cambiado la cerradura y los muebles al entender que la familia había abandonado sus pertenencias se las había dado al cerrajero para que dispusiera de ellas como mejor le conviniera”. Todo se aclaro pero un error administrativo te das cuenta lo fácil que es que te echen de tu casa. Eso significa que en este país se ha desahuciado con una ligereza, una alegría y una facilidad rutinaria por el simple hecho de dejar de pagar tres recibos de la hipiteca y esa facilidad es lo que queríamos reflejar.
L.P: En vuestro libro mencionáis que en España tener un piso en propiedad  parece que es como
 una obligación. Quizás ese haya sido el error que nos haya costado tan caro.
I.R: Si uno compara España con otros países europeos parece que aquí existe una querencia  especial al piso en propiedad. La proporción de pisos en propiedad y en alquiler es completamente distinta a otros países. Pienso que esto no es porque aquí culturalmente o antropológicamente tengamos mentalidad de propietario, es porque hemos vivido durante décadas en un entorno social, económico, político, cultural que nos empujaba a comprar pisos. No ha habido un mercado dispuesto para el alquiler, todo conducía a la compra de un piso, las políticas económicas y fiscales, las ayudas, etc, todo empujaba a comprar porque el alquiler no era una opción o lo era de forma temporal.Nosotros lo reflejamos en el libro con esa famosa frase del ministro franquista Arrese que decía “No queremos una España de proletarios, sino una España de propietarios” y esto inició una política de vivienda donde el ciudadano con una hipoteca era más dócil y nos ha traído hasta aquí y nos ha convertido en el país con el mayor número de propietarios  y a la vuelta de unos años somos el país con más desahuciados y con más pisos vacios y ocupados.
L.P: Tengo la sensación de que este miedo a perder la vivienda antes no existía.
I.R: Siempre ha habido desahucios de algún tipo pero tiene que ver con el momento que esa burbuja inmobiliaria se viene abajo y esa tormenta perfecta que se produce en la sociedad española de caída del precio de la vivienda, aumento del desempleo , descenso de la renta de las familias  hace que la gente no pueda seguir pagando. Cuando hablas con afectados que han perdido su casa, la mayoría te cuenta lo mismo. Lo primero el estupor, pensar que esto nunca les iba a pasar a ellos, pensar que los desahucios solo les pasaba a  gente en riesgo de exclusión social y no es cierto, la mayoría son personas que en aquellos años tenían trabajo, que no vivían por encima de sus posibilidades, sino que vivían de acuerdo a las posibilidades que había entonces y de pronto perdieron el trabajo y luego la casa.
L.P: Tenemos a Alicia una chica de 13 años que comparte protagonismo con la crisis, hablabas antes de diversas revisiones. En un principio ella iba a ser la protagonista.
I.R:Si, si por varias razones, primero porque a la hora de elegir qué punto de vista, desde donde la íbamos a ver y quien la iba a contar , pensando en varias posibilidades había la intención de abrir el libro a todo tipo de público, usar el libro para acercarlo a los institutos, a los profesores que usen el libro para tratar el tema de los derechos sociales y los desahucios en clases y fuera una ocasión para trabajar este tipo de temas con chavales y sirve para conectar muy bien con la historia. Pero más allá de eso, me interesaba la mirada del adolescente por lo que tiene de ingenuidad, alguien que ve de lejos el problema de los desahucios, que es la mirada que compartimos la mayoría que no piensan que les va a tocar a ellos, que es problema de una minoría. Un adolescente porque tiene algo que como sociedad vamos perdiendo y es la capacidad de sorprenderse y eso es lo que le pasa a ella, que se sorprende y se indigna y acaba tomando una serie de decisiones, pero al mismo tiempo me gustaba la historia de Alicia porque es alguien que también está pasando su propio momento de crisis, esta desubicada, se siente expulsada de su vida por los cambios que ha tenido al cambiar de casa, con la separación de sus padres, ha tenido que cambiar de barrio y ella se siente entre comillas desahuciada también de la vida que tenia y al final en su propia vivencia vemos el reflejo de los desahucios y hace como un eco de la historia de la otra chica que perdió su casa.
L.P: Para mí un momento muy emotivo y de efecto visual importante es cuando haces cierto paralelismo con Ana Frank.
I.R: Quiero dejar claro que no hay ninguna intención de hacer comparación alguna entre víctimas del nazismo y desahuciados algo que sería absurdo pero si queríamos buscar referentes culturales cercanos que hablasen de situaciones de encierro o de miedo. Surgió de forma causal, yo estaba buscando información para otra cosa que estaba haciendo y cogí el libreo de Ana Frank y de repente veía que esos pasajes sacados de contexto sin cambiarles nada sonaban exactamente igual que lo que yo estaba contando y sonaba igual que las historias que me había contado personas que habían perdido su casa y habían vuelto a entrar en ellas a escondidas para seguir viviendo en ellas.
L.P: Hablabas antes de acercar el libro a los colegios y esta sería una buena forma de hacer que tengan un contacto con la vida de Ana Frank.
I.R: Claro, el libro va dirigido a todo tipo de público pero tiene unos guiños dedicado a los más jóvenes. Lo que me gusta mucho de este libro es que es la primera obra que escribo que pueden leer mis hijas, mi hija tiene doce años y ha leído Aquí vivió y es lo primero que lee mío. Pero por otra parte también lo ha leído mi madre y me gusta que cada una pueda tener su propio nivel y pueda tener una lectura distinta de su contenido.  Por eso cuando vamos a institutos nos interesa saber que saca cada uno en concreto de su lectura del libro sobre todo los más jóvenes, los de trece, catorce años a los que le preocupa mucho que pasa con los padres de Alicia cosa que a los lectores adultos no les preocupa demasiado.
L.P: Hemos hablado de la crisis pero este no es el único tema que se trata en el libro y hay uno que me llama mucho la atención que es el de los mayores. Hay una frase en el libro que dice “Antes la gente nacía en casa y moría en casa”.  Vivimos en una evolución o por el contrario se nos está escapando de las manos.
I.R: Tiene que ver con lo que pasa con las casas. A mi me interesaba mucho la casa en el libro, su protagonismo, la casa como personaje o las distintas casas que salen en el libro (la de la abuela como museo de recuerdos, esa casa que prácticamente todos hemos conocido. Esta también la de los desahuciados, la anterior donde vivía Alicia, distintas casas que tienen en común lo que supone el hogar para nosotros que siempre es más que el espacio físico, más que un techo y cuatro paredes. Es el lugar donde construimos nuestras vidas y acumulamos nuestra memoria, y cómo ha cambiado eso respecto a las casas de antes donde la gente nacía, moría, pasaban generaciones y se conservaba la memoria de la familia. Por el contrario, ahora es un cambio permanente y la precariedad de nuestras vidas que viene por el lado laboral acaba llegando a las casas. Vidas precarias en casas precarias que no tienen continuidad y donde vamos dejando atrás lo que fuimos y fantasmas por el camino, no los de terror sino nuestras huellas de lo que fuimos.
L.P: Este libro tiene mucha reflexión, tanta que salvo los malos de siempre, uno no puede evitar al final pensar quienes son realmente los malos y si al final el fin justifica los medios.
I.R:  No se si lo conseguimos con el libro, una de las cosas que hay que señalar cuando se habla de desahucios es que estos tienen responsables porque algunas veces se tiende a pensar como si un desastre natural se tratase que esto ocurre sólo y aquí hay unos responsables aunque luego siempre hay distintos niveles de responsabilidad. Nosotros sólo nos asomamos a esa zona de grises donde están los policías, los directores de bancos, esas figuras que están en medio del tema hipotecario y de desahucios pero aunque siempre hay que mirar caso por caso y discutir si la gente colabora u obedece ordenes, realmente hay que mirar mucho más arriba para ver responsables. Los responsables de la política de vivienda de este país durante décadas y los que no han hecho lo que debería de haber hecho para evitar todo esto.
L.P: En una Feria del Libro de Sevilla, el escritor Montero González invitaba en una charla en cierto modo a la rebeldía. En este libro me da la sensación de que tratas el tema de esa gente que no se queda parada.
I.R: Yo creo que más que un libro sobre desahucios, quiero que sea un libro sobre la lucha contra los desahucios que eso es lo que queríamos compartir. Escribiendo este libro he aprendido mucho y quería compartir ese aprendizaje con los lectores. Para mí ha sido fundamental estar con las plataformas, con las asambleas, ir a sus reuniones, hablar con afectados y conocer la experiencia de estos grupos. Yo suelo decir que si los desahucios es lo peor que nos ha pasado en mucho tiempo, la lucha contra los desahucios es de lo mejor que ha podido pasar en la sociedad y hay que conocer verdaderamente esa experiencia de gente que ha pasado por una de las peores situaciones que uno puede pasar en la vida como es perder su casa, quedarte sin nada y contraer una deuda que te deja completamente desamparado y que es capaz de recuperarse, de organizarse y hacer lo que han hecho estas plataformas y me parece admirable. El otro día presentando el libro en un instituto de Sevilla les decía a los chavales “Os voy a engañar un poco para que os leáis el libro y os diré que este es un comic de súper héroes, no de los que estáis acostumbrados a ver en la Marvel pero si son de los que están entre nosotros porque se dedican a lo que hacen los súper héroes a rescatar personas, a ayudar a los inocentes, luchar contra los malos y a hacer justicia”. Para mí las plataformas de afectados se han dedicado todos estos años a realizar el trabajo que no han estado haciendo las administraciones publicas en la temática de vivienda. Se han dedicado a parar desahucios que no los estaba haciendo nadie, a darle casa a la gente que se quedaba sin ella, recuperando pisos del banco malo y a negociar con los bancos unas condiciones razonables, cosas que no han hecho ningún gobernante, consiguiendo los pocos cambios legislativos que ha habido.E l libro es una invitación para que la gente se acerque a escuchar en una asamblea todo lo que tienen que decirnos, la experiencia de esos colectivos y si se consigue eso yo me daría por satisfecho.
L.P: No hay medios por parte de la administración que  intente dar soluciones a un problema que está ahí.
I.R: Eso está cambiando poco a poco ahora con las últimas elecciones municipales con los cambios de ayuntamiento, pero a empezado a pasar por la presión de las plataformas ciudadanas. Lo peor de todo es que cuando uno se acerca al tema de los desahucios y comprueba que en el fondo estos son evitables, se puede acabar con ellos. No se resuelven los problemas de viviendas pero con la firma de un decreto se pueden parar que la gente se quede en la calle y eso no es de ahora, eso se ha podido hacer años atrás y se hubieran ahorrado muchos sufrimientos  pero  en este tema no ha habido voluntad política.
L.P: Finalizo con una moraleja porque este libro tiene varias. Nada empieza de cero, todo se construye sobre el pasado, hay que aprender a convivir con ello.
I.R: Hay que asumir el pasado con todas sus consecuencias, ser respetuoso con ese pasado. Cuando uno se va a un piso de nueva construcción no lo ve pero cuando cambia de casa, una casa donde ha vivido antes otras personas, allí hay una historia.
L.P: Muchas gracias Isaac, encantado de tratar un tema tan interesante y tan duro contigo.
I.R: Gracias a ti.