Un encuentro con Jorge Díaz me hacía particular ilusión, así que, cuando salió a la venta su nuevo libro Tengo en mi todos los sueños del mundo, y nos llegó la invitación para el que se iba a realizar en la editorial, no tuve dudas de que iba a hacer todo lo posible por acudir.
Fuimos convocados en la sede de Penguin Random House y allí estábamos todos los que ya hemos compartido muchos encuentros y a los que ya nos une algo más que ser compañeros blogueros. Por suerte éramos pocos y a Jorge le gusta mucho hablar y sobre todo que le pregunten, así que fue un encuentro de los más interesante.
Lo primero que nos contó Jorge era cómo había llegado a esta historia: nos dijo que cuando empezó a documentarse para Cartas a Palacio, su anterior novela, se encontró con la historias de un naufragio del que no había oído hablar y en el que había muerto un importante compositor: Enrique Granados. Posteriormente, se encontró con el naufragio del Príncipe de Asturias y creyó que era el mismo que el anterior pero más tarde se dio cuenta de que eran hechos diferentes y se empezó a documentarse sobre éste último.
Fue en esta documentación cuando se topó con la historia de las estatuas malditas: unas estatuas que fueron donadas por los hijos de los Españoles residentes en Argentina.
Sin embargo la leyenda de estas estatuas es larga: la piedra fundamental del monumento se colocó en 1910, sin embargo, en su construcción sufrió varios imprevistos que dieron lugar a la maldición que decían tener. Primero murió el primer escultor contratado para hacerlas, quien solo llegó a hacer los bocetos, después, el segundo escultor contratado también murió antes de finalizar la obra, posteriormente, ya durante el trabajo del tercer escultor, hubo que paralizar la contrucción de las estatuas por una huelga de operarios en las canteras que proporcionaban el material del que estaban hechas. Finalmente, cuando la obra ya estaba colocada en Buenos Aires, se le amputó el brazo izquierdo a una de las estatuas y hubo que reemplazarlo.
Para terminar, el Príncipe de Asturias, el buque que nos ocupa, era el encargado de transportar varias de estas estatuas que iban a formar parte del Monumento de los Españoles y que nunca llegaron a su destino.
También nos contó que cuando llevaba 400 páginas se preocupó ya que pese a todo lo que llevaba escrito el barco aún no había naufragado pero todos estuvimos de acuerdo en que la magia del libro es esa, que no es un libro más sobre un naufragio sino que el naufragio es el telón de fondo de una novela con unos personajes y con unas historias maravillosamente contadas.
Sobre los personajes dio para hablar largo y tendido. Simplemente de los que allí estábamos, cada uno tenía su propio favorito y casi ninguno coincidía, señal de lo bien construidos que están todos.Jorge nos contó que para él su protagonista es Gabriela (aún ocupando el mismo espacio en el libro que el resto de los personajes), aunque su favorita es Raquel.
Le preguntamos si alguna de las historias era real y nos dijo que no, que documentándose sí que había encontrado alguna historia real que podía haber introducido como por ejemplo que el hijo de una cantante española viajaba con la niñera para reunirse con su madre pero finalmente no la introdujo por ser sobre una cantante; le pareció que podía confundirse con la historia de Raquel. También, según nos dijo, la historia de la niña que se sube al barco junto a sus cuatro hermanos es real aunque no se profundiza en ella.
Sin embargo aunque las historias principales no son reales sí lo es la documentación sobre ellas, es decir, en la historia de Gabriela, los cauces que se siguen para casarla con un mallorquín emigrado en Buenos Aires, mediante una persona llamada el Vicari Fiquet, es real. El Vicari Fiquet existió y es real que tenía un cajón con las fichas con las características de las personas en edad casadera y que concertaba matrimonios con hombres emigrados de Soller, la mayoría, dicho sea de paso, con bastante éxito.
Algo que gustará mucho a los lectores de Jorge y con lo que él disfruta mucho, es meter cameos de otras de sus novelas. En este caso, veremos a algunos de los personajes de Cartas a Palacio, deambulando por esta historia, y de hecho quien la haya leído podrá extraer algo más de ellos.
Jorge nos contó que esto es algo que también hace en sus guiones. Ahora se encuentra escribiendo capítulos de Acacias y en uno de los capítulos se permitió la licencia de escribir: "Nunca pude imaginar que las Cartas a Palacio funcionaran tan bien".
Sobre lo que ha tardado en escribir la novela nos contó que tardó 6-7 meses en tener un primer borrador y después otros tres meses en escribirla. Nos contó que la final le metieron un poco presión ya que querían que la publicación de la novela coincidiera con el día del naufragio del Príncipe de Asturias.
También nos dijo que él no es un escritor de inspiración, que él tiene su rutina de trabajo en la que se sienta a escribir en horario de oficina. La única anécdota es que cuando está llegando al final de la novela sí que hay veces que se despierta a las 4 de la mañana y se sienta a escribir hasta las 8 aproximadamente. También nos contó que le gusta mucho acudir a la Biblioteca Nacional, sobre todo antes de empezar a escribir ya que va cogiendo libros y saltando de una cosa a otra.
Acerca del título de la novela, un título muy largo, hace referencia al poema que está en las primeras páginas. Antes de éste, la novela tuvo otros títulos, la verdad, mucho menos atractivos que el actual: "Camino a Argentina", "Isla Bella" o "Príncipe de Asturias".
Finalmente, llegó el turno de firmas y fotos.
Muchas gracias como siempre a Jorge y a la editorial por el maravilloso encuentro.
FICHA DEL LIBRO