“Si me quedaran 63 horas de vida las dedicaría a jugar con mis hijos, ver una película con alguien especial y comer un buen plato de patatas con huevos fritos”. Esta es una de las muchas confesiones que Juan Gómez-Jurado realizó ante quienes tuvimos el inmenso placer de escucharle en el Salón de Tapices del Círculo de Contribuyentes de Alcalá de Henares el pasado 5 de abril, en un encuentro organizado por La librería de Javier. La respuesta venía al hilo de la pregunta de una de las asistentes, que había oído previamente una entrevista en la radio en la que hablaba de lo que haría si le quedasen las 63 horas de las que dispone David, el protagonista de El Paciente, para salvar la vida de su hija. Como he dicho, esa fue una de las confesiones... porque hubo más. Empezando por la camiseta que llevó al evento, toda una declaración de intenciones. "Eres muy friki", le dijo Javier. "Lo soy", corroboró Juan. Con este pequeño guiño ya te puedes imaginar cómo transcurrió el encuentro: entre risas, bromas, confesiones, la personalidad arrolladora de Gómez-Jurado y su cariño. Más confesiones: "¿De dónde surgió la idea para escribir El Paciente?", le preguntó alguien. Respuesta: “No te lo vas a creer... pero no tengo ni la más remota idea”. Y es cierto, aunque luego matizó contando que “recuerdo haber tenido una conversación con mi agente, en el verano de 2008, y la idea me preció un poco manida. Pasó el tiempo y llegó un periodista a hacerme una entrevista, y ya sabéis que los periodistas siempre te preguntan que en qué estás trabajando. Yo siempre me escondo o no respondo pero este era amigo mío... y tuve que contestar, así que le conté la primera idea que se me vino a la cabeza, esa que pensé que jamás escribiría. Pero el caso es que empecé a darle vueltas. Si lo pensáis, la sinopsis de la novela es bastante sencilla y no tiene nada que ver con el auténtico drama del doctor, con el conflicto de David. Cuando empecé a pensar en ese conflicto vi que ahí sí había historia”.
Encuentro con Juan Gómez-Jurado: "Escribo la historia que me gusta, la que me toca por dentro"
Publicado el 30 abril 2014 por Lidiacasado“Si me quedaran 63 horas de vida las dedicaría a jugar con mis hijos, ver una película con alguien especial y comer un buen plato de patatas con huevos fritos”. Esta es una de las muchas confesiones que Juan Gómez-Jurado realizó ante quienes tuvimos el inmenso placer de escucharle en el Salón de Tapices del Círculo de Contribuyentes de Alcalá de Henares el pasado 5 de abril, en un encuentro organizado por La librería de Javier. La respuesta venía al hilo de la pregunta de una de las asistentes, que había oído previamente una entrevista en la radio en la que hablaba de lo que haría si le quedasen las 63 horas de las que dispone David, el protagonista de El Paciente, para salvar la vida de su hija. Como he dicho, esa fue una de las confesiones... porque hubo más. Empezando por la camiseta que llevó al evento, toda una declaración de intenciones. "Eres muy friki", le dijo Javier. "Lo soy", corroboró Juan. Con este pequeño guiño ya te puedes imaginar cómo transcurrió el encuentro: entre risas, bromas, confesiones, la personalidad arrolladora de Gómez-Jurado y su cariño. Más confesiones: "¿De dónde surgió la idea para escribir El Paciente?", le preguntó alguien. Respuesta: “No te lo vas a creer... pero no tengo ni la más remota idea”. Y es cierto, aunque luego matizó contando que “recuerdo haber tenido una conversación con mi agente, en el verano de 2008, y la idea me preció un poco manida. Pasó el tiempo y llegó un periodista a hacerme una entrevista, y ya sabéis que los periodistas siempre te preguntan que en qué estás trabajando. Yo siempre me escondo o no respondo pero este era amigo mío... y tuve que contestar, así que le conté la primera idea que se me vino a la cabeza, esa que pensé que jamás escribiría. Pero el caso es que empecé a darle vueltas. Si lo pensáis, la sinopsis de la novela es bastante sencilla y no tiene nada que ver con el auténtico drama del doctor, con el conflicto de David. Cuando empecé a pensar en ese conflicto vi que ahí sí había historia”.