Encuentros en la tercera fase

Por Expatxcojones

Chica estudiando El Corán, aeropuerto de Casablanca, Marruecos, 2014


Tengo un vecino al que me encuentro a menudo en el ascensor. De edad indefinida. Altísimo. Lleva gafas y es muy simpático. El Kalvo y yo le llamamos El lenguas.
Y es que a mi vecino le gusta hablar. Mucho. De lo que sea. El tiempo. El Barça. Marruecos o la independencia de Cataluña. Opina de todo. Creo que está jubilado.
El otro día le comenté que hago clases de árabe. Primero se sorprendió. La mayoría de los extranjeros que viven en Tánger se conforman con hablar francés. Luego me felicitó.
   —Muy bien. Así podrás hablar con Dios.   —¿?   —El día del juicio final.   —¿?   —El día del juicio final, Dios hablará con todos nosotros. Uno a uno. Para determinar cual será nuestro destino. Dios habla árabe. Por eso está bien que lo aprendas, de otro modo, no podrás conversar con él.   —…
No sé qué cara poner. Intento sonreír. No lo consigo, apenas una mueca. Sólo quiero que el ascensor llegue rápido y yo pueda  escaquear el bulto. ¿Qué coño se supone que tengo que decirle? Que sí. Mentiría. Que no. Tampoco quiero empezar una discusión sobre religión. A esta hora no estoy preparada para un tema tan trascendental. Espero, como puedo, a que pasen los segundos. El ascensor se detiene en la cuarta planta y El Lenguas se baja. Ya puedo respirar tranquila.
   —Bslama.   —Bslama.
Llego al noveno. Saco las llaves. Abro la puerta de casa. Voy hacia mi despacho y me siento frente al ordenador. Hoy todavía no he hecho nada y tengo un montón de trabajo atrasado. Mientras espero a que arranque y decido con qué voy a empezar me acuerdo de cuando era pequeña.
En mi escuela teníamos un profesor de religión. Se llamaba mosén Ignacio. Según él cuando yo muriese iría al Limbo. Nunca se cansaba de recordármelo. Mis padres no me bautizaron. El cielo católico quedaba descartado para mí. Me pasaría la eternidad deambulando no sé sabe muy bien donde. Nunca le hice demasiado caso. Que en el colegio corrieran rumores sobre él y unas revistas porno tampoco ayudaba a darle credibilidad. Pero sus palabras nunca las he olvidado.
Quizás El Lenguas no vaya tan desencaminado. No está de más tener un plan B. Aunque espero no morir pronto porque entre lo difícil que me parece el árabe y lo mal que se me dan los idiomas, a este paso la palmo y en la entrevista final no sé hacer otra cosa que tartamudear.