Encuentros sin humanos en la decimotercera fase

Publicado el 14 mayo 2020 por Doctor Krapp @Dr_Krapp

Los alienígenas desconocían que habían aterrizado en aquel ruinoso paisaje del planeta azul a las cuatro y doce minutos de la tarde. Tampoco lo sabían las ratas que fueron a su encuentro, un poco curiosas por el juego de luces de las tres naves y otro poco por el sonido novedoso de sus motores.
A las cuatro y veintisiete minutos, se abrió una compuerta redonda y salieron tres figuras. En términos humanos podríamos identificarlos como el comandante de la nave, el jefe militar y el director científico, especializado en cuestiones exoplanetarias. En términos humanos, se hacía muy difícil distinguir a cada uno de ellos por la similitud de sus uniformes y la extravagancia física de sus portadores.
La cuestión es que salieron los tres: el primero cauteloso; el segundo apuntando a todas partes con un extraño armatoste que debería ser un arma poderosa y el tercero hablando, o al menos lo parecía, desde un mínimo agujero en el lateral izquierdo de la esfera pequeña de la parte superior de su cuerpo.
En términos humanos la conversación sería la siguiente:
  • Estoy sorprendido, muy sorprendido. Esperaba otro recibimiento. ¿Dónde están los humanos?
  • ¿Sigue insistiendo con eso de los humanos, doctor? Nuestros geodetectores solo han encontrado esos cuadrúpedos rabilargos que están agrupados ahí enfrente, mirándonos.
  • También hay cucarachas, comandante, una raza de insectos casi indestructible y microorganismos, invisibles a simple vista para nosotros.
  • Lo que usted diga, pero los humanos de los que tanto habla, deben de haber desaparecido por completo.
  • Quizás esos microorganismos tengan la culpa, son muy letales.
  • ¿Quiere decirme qu esa fabulosa y rica civilización humana de la que usted sabe tanto y que ha dejado restos por todo este planeta, ha desaparecido por culpa de unos seres minúsculos? 
  • Podría ser, cabe esa posibilidad. Podríamos preguntarle a esos animales que tenemos delante. Siendo ratas puedo activar mi traductor al lenguaje roedor.
  • Señoras, por favor, disculpen la molestia, pero es que queríamos encontrarnos con algún humano y no vemos ni hemos detectado ninguno en el planeta
  • ¡Hiiiic!
  • ¿Cómo? 
  • ¡Hiiiic!
  • Vaya me ha fallado el traductor. Dígame.
  • Le digo, que los bichos pequeños nos han librado de ellos, que estamos muy bien sin ellos pero que gracias a ellos nos estamos dando un gran festín. Sucios eran un rato pero al menos dejaron el planeta para que disfrutara toda rata. Hi hi hi
  • Lo siento, doctor, otra civilización supuestamente superior que se ha ido al carajo. ¿Quiere que seguimos aquí o que emprendamos el vuelo?
  • Vayámonos, no soy feliz contemplando decadencias.
  • Jefe militar, proceda a destruir esos restos.
  • Nooo, déjelos comandante, el ciclo biológico debe seguir su curso. Las ratas, las cucarachas y los microorganismos de hoy pueden derivar en los seres inteligentes del mañana. Para entonces mejor que sepan que tuvieron unos antepasados que al pasarse de listos, la cagar... 
El ruido  de la nave ascendiendo por los aires del planeta azul a una velocidad inconmensurable no dejó escuchar el final de la última frase. La última frase en términos humanos, claro.