Los alienígenas desconocían que habían aterrizado en aquel ruinoso paisaje del planeta azul a las cuatro y doce minutos de la tarde. Tampoco lo sabían las ratas que fueron a su encuentro, un poco curiosas por el juego de luces de las tres naves y otro poco por el sonido novedoso de sus motores.
A las cuatro y veintisiete minutos, se abrió una compuerta redonda y salieron tres figuras. En términos humanos podríamos identificarlos como el comandante de la nave, el jefe militar y el director científico, especializado en cuestiones exoplanetarias. En términos humanos, se hacía muy difícil distinguir a cada uno de ellos por la similitud de sus uniformes y la extravagancia física de sus portadores.
La cuestión es que salieron los tres: el primero cauteloso; el segundo apuntando a todas partes con un extraño armatoste que debería ser un arma poderosa y el tercero hablando, o al menos lo parecía, desde un mínimo agujero en el lateral izquierdo de la esfera pequeña de la parte superior de su cuerpo.
En términos humanos la conversación sería la siguiente:
- Estoy sorprendido, muy sorprendido. Esperaba otro recibimiento. ¿Dónde están los humanos?
- ¿Sigue insistiendo con eso de los humanos, doctor? Nuestros geodetectores solo han encontrado esos cuadrúpedos rabilargos que están agrupados ahí enfrente, mirándonos.
- También hay cucarachas, comandante, una raza de insectos casi indestructible y microorganismos, invisibles a simple vista para nosotros.
- Lo que usted diga, pero los humanos de los que tanto habla, deben de haber desaparecido por completo.
- Quizás esos microorganismos tengan la culpa, son muy letales.
- ¿Quiere decirme qu esa fabulosa y rica civilización humana de la que usted sabe tanto y que ha dejado restos por todo este planeta, ha desaparecido por culpa de unos seres minúsculos?
- Podría ser, cabe esa posibilidad. Podríamos preguntarle a esos animales que tenemos delante. Siendo ratas puedo activar mi traductor al lenguaje roedor.
- Señoras, por favor, disculpen la molestia, pero es que queríamos encontrarnos con algún humano y no vemos ni hemos detectado ninguno en el planeta
- ¡Hiiiic!
- ¿Cómo?
- ¡Hiiiic!
- Vaya me ha fallado el traductor. Dígame.
- Le digo, que los bichos pequeños nos han librado de ellos, que estamos muy bien sin ellos pero que gracias a ellos nos estamos dando un gran festín. Sucios eran un rato pero al menos dejaron el planeta para que disfrutara toda rata. Hi hi hi
- Lo siento, doctor, otra civilización supuestamente superior que se ha ido al carajo. ¿Quiere que seguimos aquí o que emprendamos el vuelo?
- Vayámonos, no soy feliz contemplando decadencias.
- Jefe militar, proceda a destruir esos restos.
- Nooo, déjelos comandante, el ciclo biológico debe seguir su curso. Las ratas, las cucarachas y los microorganismos de hoy pueden derivar en los seres inteligentes del mañana. Para entonces mejor que sepan que tuvieron unos antepasados que al pasarse de listos, la cagar...