Enemigo mío (Enemy mine, 1985), aunque en su momento fue
fustigada por la crítica y además supuso un fracaso de taquilla, este clasicazo
de los 80 es una de mis películas favoritas. Así es, la he visto millones de
veces y cada vez me gusta más.
Está inspirada en una película bélica dirigida por John
Boorman llamada “Infierno en el Pacífico” que también está muy, muy bien
(vamos, que ambas tienen escenas que son prácticamente iguales), pero como bien
saben los que me conocen, a mí me ponen unas naves espaciales y un par de
extraterrestres y pierdo la cabeza.
La historia empieza con una batalla interestelar entre
humanos y alienígenas, los Drac. Durante la contienda el piloto terrícola,
interpretado por Dennis Quaid, tiene una accidente mientras perseguía a un caza
Drac. Tras el suceso, humano y drac (Louis Gossett Jr.) quedan abandonados en
Fyrine IV, un planeta desierto y frío en el que tendrán que aprender a convivir,
ayudarse entre sí para lograr sobrevivir.
La película, además
de ser un profundo canto antibelicista, es tremendamente sincera y emotiva. Nos
hace reflexionar sobre los valores primarios, por encima de cualquier raza o
condición, el entendimiento mutuo y también sobre la deshumanización de los
hombres, el sinsentido de la esclavitud y la fobia a lo extranjero. Esa
intolerancia sinsentido que parece que nos obliga a odiar a todos aquellos que
no entran dentro de lo que entendemos como “normal”, cuando en realidad lo
único que queremos todos es amar y ser amados.
Yo creo que se copiaron
Como me estoy poniendo un poco cursi, a modo de curiosidad,
os cuento que se rodó en el parque de Timanfaya , en la isla de
Lanzarote. Está
basada en una novela corta de 1979 de Barry B. Longyear y no pongo el tráiler
porque resume toda la película y no es plan. Lo mejor es verla y reflexionar un
poquito acerca de cómo nos comportamos.
Me despido, os dejo con un poquito de a banda sonora
compuesta por Maurice Jarre.