Energías renovadas

Por Andrea Y David Rodulfo Y Calvo @zaigua

Lo que no te mata te hace más fuerte, en este caso nos hace más fuertes J

Vamos por partes que ya hace muchos días que no escribimos y hemos estado un poco desconectados del mundo cibernético. Como ya había mencionado Andrea, me enfermé de la Chikunguya, parece que me tenía que llevar un recuerdo especial de Venezuela y como esta enfermedad está de “moda” por acá pues no me podía ir sin ella.

La verdad que no me dio tan fuerte como otros casos que había escuchado, mi experiencia fue bastante ligera dentro de lo que cabe. El primer día comenzaron a aparecerme manchas en la piel y hasta la noche no comenzó la fiebre. La alta temperatura me acompañó durante un par de días más, pero nunca sobrepasó los 39ºC. El segundo día comenzaron los dolores óseos y musculares. Esta enfermedad ataca principalmente a tus áreas más débiles y en mi caso fue la espalda. Con esos dolores continué una semana más, en ocasiones casi no podía ni caminar porque después de 5 minutos ya me encontraba cansado y con dolores por todos lados, especialmente las rodillas. Ya después de una semana me empecé a encontrar con más ánimo de hacer cosas y a los 10 días ya estaba de nuevo con mis ejercicios matutinos. A Andrea le toco aguantar mis quejas de “estoy harto de estar sin hacer nada” y crisis existenciales varias pero gracias a ella y al apoyo de toda la familia de Elvita, que nos ha adoptado durante todos estos días, puedo decir que salí victorioso de la Chikunguya. Algunos días me viene algún “arreón” óseo o muscular, pero bueno, es algo propio de la enfermedad que se me irá quitando en los próximos meses y que no me quita de llevar una vida normal.

En cuanto a la Zaigua parece que hemos podido terminar de repararla hoy. Ha sido un proceso bastante largo e internacional porque hasta desde Argentina nos han estado ayudando. De un problema  grave, como era  hacer de nuevo el motor, se pasó a una complicación con el carburador y, entre muchas personas que nos han estado ayudando, parece que ahora la Zaigua ya está otra vez lista para recorrer Venezuela. Agradecemos particularmente la ayuda de Yorman, que nos arregló el flotante, de McGyver (presidente de la Federación Venezolana de Volkswagen) que nos ayudó a revisar el carburador, de Jimmy que nos puso a andar la combi, de Alberto Carretero que nos estuvo orientando desde Argentina, de Rubén que cada día nos llamaba desde Valencia para ver cómo íbamos, de Lubryser, C.A.  que nos obsequiaron con un cambio de aceite y filtros del aceite y gasolina, etc. Esto solo nos reafirma lo que dijimos antes de empezar nuestro viaje: no viajamos solos y en la Zaigua vienen muchos amigos con nosotros.

Mañana, si no hay cambio de planes de última hora, nos pondremos de nuevo en ruta. Se nos va a hacer raro irnos del barrio de San Juan después de más de 3 semanas. Durante este tiempo nos hemos convertido en unos vecinos más viviendo en nuestra casita rodante. Echaremos de menos todas las atenciones que nos ha brindado la familia de Elvita (son tantos que nos los nombro por miedo a olvidarme a alguno), las ocurrencias de Larry o la curiosidad de los chicos del barrio cuando me pongo con las artesanías. No nos vamos con tristeza, sino con la alegría de poder haber compartido estas semanas con una auténtica familia venezolana que nos ha dado la oportunidad de vivir la realidad de su día a día con sus alegrías y dificultades.

De nuevo la Zaigua supo estropearse en el lugar adecuado y mi enfermedad quedará como una anécdota más del viaje, ahora, a la carreteraaaaaaaaaaaaaaa!!!!

David