Me acojona pensar que la última vez que me asomé a estas páginas era 14 de abril. Han pasado ya más de cinco meses. Casi nada. Pero amiguitos y amiguitas, tengo justificante firmado por mi mami. Si yo os contara todo lo que me ha pasado en los últimos, digamos, 7 meses, daría como para un blog entero nuevecito. El caso es que iba pasando el tiempo y yo pensaba que quería ponerme a escribir. Pero entonces aparecía, ay, el pánico de la página (web) en blanco. Que yo me tomo muy en serio este blog. Aunque a veces no lo parezca. Y así, pasan los días, las semanas, los meses y hasta los trimestres. Y entre tanto, pasó el mes de julio, y con él, el cumpleaños de Notas De Kar. Cinco añazos ya. Vértigo.
Tu mente extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar. Con esa frase comenzaba hace ahora más de 5 años la andadura de NDK. Y qué verdad, eso os lo puedo asegurar aquí y ahora. Quién me iba a decir que un lustro después, no sólo yo seguiría vivo sino que además, todavía tendría vivo, aunque convaleciente, pero vivo no obstante, este blog, lo cuál, para un inconstante como yo, no es sino un pequeño milagro.
Cinco años. Joder, si cinco meses de ausencia me han parecido una barbaridad, ya no os digo cinco años. Cinco años de mi vida. Me siento como el jodido Doogie Houser, M.D. Porque sí, probablemente mis entradas no tengan el formato “hoy me he levantado y resultó que se me había acabado el café, así que bajé al bar y allí estaba esa camarera tan guapa pero que preparaba esos cafés tan horrorosos, y que siempre me guiña un ojo cuando me saluda (...)”, pero no hace falta ser muy sagaz para verme reflejado entre las líneas que hablan de Brian Setzer, de James Ellroy, de Kate Moss o de cualquier otro tema.
Qué extraño resorte me ha hecho retomar estas líneas? Probablemente mi tendencia al exhibicionismo velado, y aunque parezca bobo, también el hecho de haber releído entradas antiguas de NDK y darme cuenta de que no están tan mal. Qué ridículo que tenga mayor pudor a una falta de estilo que a mostrarme, de alguna manera, públicamente. Sea como fuere, y por cualquier razón, aquí estoy, se supone que para quedarme. Aunque no prometo nada.