Niña Pequeña está muy enfadada. Mucho. En una cantidad de 20, y además es capaz de retratarse para que quede más constancia de su ceño fruncido, su mirada inquisidora y el rictus claro de su boca. Está muy enfadada, aunque Él y yo no sabemos por qué, aunque lo sospechamos: porque hay que recoger, porque no se puede jugar a la pelota en el pasillo, porque hay que tomar zumo en la merienda, porque hay que... Y hasta aquí hemos llegado, o ha llegado Niña Pequeña, claro, que harta de aguantar límites en su corta vida, lo expone públicamente, como grito gráfico, que siempre tiene más peso que una rabieta, evidentemente. En gélida protesta que sigue la estela de los carteles más feroces de la Europa del siglo pasado...
Niña Pequeña está muy enfadada. Mucho. En una cantidad de 20, y además es capaz de retratarse para que quede más constancia de su ceño fruncido, su mirada inquisidora y el rictus claro de su boca. Está muy enfadada, aunque Él y yo no sabemos por qué, aunque lo sospechamos: porque hay que recoger, porque no se puede jugar a la pelota en el pasillo, porque hay que tomar zumo en la merienda, porque hay que... Y hasta aquí hemos llegado, o ha llegado Niña Pequeña, claro, que harta de aguantar límites en su corta vida, lo expone públicamente, como grito gráfico, que siempre tiene más peso que una rabieta, evidentemente. En gélida protesta que sigue la estela de los carteles más feroces de la Europa del siglo pasado...