No es ningún secreto que muchas mujeres con SOP también tienen algún problema en la glándula tiroides y ya hemos hablado de esto en algunas ocasiones en anteriores artículos.
Desafortunadamente el sueño de muchos pacientes con trastornos en las tiroides y de los médicos que los tratan es encontrar esa única pastilla mágica que invertirá el curso de la enfermedad. Para los médicos, se trata de una hormona tiroidea sintética o bio-idéntica. Para los tipos alternativos, esto es yodo.
En la gran mayoría de los casos ninguno de los dos enfoques es eficaz. Los pacientes pueden obtener alivio por un corto período de tiempo, pero inevitablemente los síntomas regresan o la enfermedad progresa.
Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué las hormonas de reemplazo y el yodo suplementario han sido tan funestos fracasos? Porque el hipotiroidismo es causado por una enfermedad autoinmune.
Los estudios muestran que el 90% de las personas con hipotiroidismo están produciendo anticuerpos contra el tejido tiroideo. Esto hace que el sistema inmunológico ataque y destruya la tiroides, lo que con el tiempo causa una disminución en los niveles de la hormona tiroidea.
Esta forma autoinmune de hipotiroidismo se llama enfermedad de Hashimoto. Éste es uno de los trastornos autoinmunes más comunes, aunque no todas las personas con Hashimoto tienen síntomas de hipotiroidismo por lo tanto en muchas ocasiones no son diagnosticados.
La mayoría de los médicos saben que el hipotiroidismo es una enfermedad autoinmune. Pero la mayoría de los pacientes no lo saben. La razón por la que los médicos no se lo dicen a sus pacientes es simple: no afecta su plan de tratamiento.
La medicina convencional no tiene tratamientos efectivos para las enfermedades autoinmunes. Normalmente usan esteroides y otros medicamentos para suprimir el sistema inmunológico en ciertas condiciones con efectos potencialmente más dañinos, como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.
Pero en el caso de Hashimoto, se cree que las consecuencias, es decir, los efectos secundarios y las complicaciones, del uso de medicamentos inmunosupresores superan los beneficios potenciales. (Gracias a la medicina convencional por un momento relativo de cordura aquí.) Así que el procedimiento estándar para un paciente de Hashimoto es simplemente esperar hasta que el sistema inmunológico haya destruido suficiente tejido tiroideo y luego darles reemplazo de hormona tiroidea. Si se comienzan a presentar otros síntomas comúnmente asociados, como depresión o resistencia a la insulina, se recetan medicamentos adicionales para esos problemas como la metformina.
La deficiencia obvia de este enfoque es que no trata la causa subyacente del problema, que es el sistema inmunológico atacando a la glándula tiroides. Y si no se trata la causa subyacente, el tratamiento no va a funcionar muy bien, o por mucho tiempo.
El la enfermedad de Hashimoto se manifiesta a menudo como un “patrón autoinmune poli-endocrino”. Esto significa que además de tener anticuerpos contra el tejido tiroideo, no es raro que los pacientes de Hashimoto también tengan anticuerpos contra otros tejidos o enzimas. Los más comunes son la transglutaminasa (enfermedad celíaca), el cerebelo (trastornos neurológicos), el factor intrínseco (anemia perniciosa), la descarboxilasa del ácido glutámico (ansiedad/ataques de pánico y diabetes tipo 1 de aparición tardía).
Lo que la gran mayoría de los pacientes con hipotiroidismo necesitan entender es que no tienen un problema con su tiroides, sino que tienen un problema con su sistema inmunológico que ataca la tiroides.
Conexión Gluten – Hashimoto
Varios estudios muestran una fuerte relación entre la enfermedad autoinmune de la tiroides (tanto de Hashimoto como de Graves) y la intolerancia al gluten. La relación está tan bien establecida que los investigadores sugieren que todas las personas con enfermedad tiroidea autoinmune sean examinadas para detectar intolerancia al gluten, y viceversa.
¿Qué explica la conexión? Es un caso de confusión de identidad. La estructura molecular de la gliadina, la porción proteica del gluten, se parece mucho a la de la glándula tiroides. Cuando la gliadina rompe la barrera protectora del intestino y entra en el torrente sanguíneo, el sistema inmunitario la marca para su destrucción. Estos anticuerpos contra la gliadina también hacen que el cuerpo ataque el tejido tiroideo. Aún peor, la respuesta inmune al gluten puede durar hasta 6 meses cada vez que se consume.
¿Cómo se puede saber si soy intolerante al gluten?
Desafortunadamente, las pruebas de laboratorio estándar no son muy precisas. Buscan anticuerpos contra el gluten en el torrente sanguíneo. Pero los anticuerpos en la sangre sólo se encuentran en los casos en que el intestino se ha vuelto tan permeable que el gluten puede pasar a través de él. Esta es una etapa relativamente avanzada de la enfermedad celiaca. Los análisis de sangre pasarán por alto los muchos casos más leves de intolerancia al gluten que aún no han llegado a esa etapa.
Por eso, la mayoría de los expertos en sensibilidad al gluten coinciden en que la única prueba fiable para detectar la intolerancia al gluten es el “desafío del gluten”. Esto implica eliminar completamente el gluten de la dieta durante un período de al menos 30 días (aunque preferiblemente tres meses), y luego volver a añadirlo. Si los síntomas mejoran durante el período de eliminación y vuelven a aparecer cuando se vuelve a introducir el gluten, se puede hacer un diagnóstico de intolerancia al gluten.
Sin embargo, para muchas personas una dieta sin gluten no es suficiente. Algunos granos que no contienen gluten, como el maíz, la avena y el arroz, contienen proteínas que son lo suficientemente similares en estructura al gluten como para provocar una respuesta inmunitaria en personas con enfermedad celíaca o intolerancia al gluten. Descubre más sobre el gluten aquí.
Una de las razones por las que la intolerancia al gluten no se detecta en tantos casos es que tanto los médicos como los pacientes creen erróneamente que sólo causa problemas digestivos. Pero la intolerancia al gluten también se puede presentar con inflamación en las articulaciones, la piel (acné), las vías respiratorias y el cerebro, sin síntomas obvios en los intestinos.
Resumiendo, los alimentos que contienen gluten (tanto granos enteros como harinas) a menudo también contienen sustancias que inhiben la absorción de nutrientes, dañan nuestro revestimiento intestinal y activan una respuesta autoinmune potencialmente destructiva. Además, no hay nutrientes en los alimentos que contienen gluten que no se puedan obtener fácil y eficientemente de los alimentos que no contienen gluten.
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Referencias https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15244201 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9872614 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12919165 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11768252 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9872614 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12192201
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