La hembra comienza a sentirse inquieta, se agita, tiembla, tambalea, se tumba sobre un lado como si tuviese un espasmo y su agitación va en aumento. Los espasmos pasan, pero se repiten una y otra vez, con intervalos breves entre cada ataque. De forma urgente debe ser llevada al veterinario que realizará una aplicación de calcio endovenoso.
Los cachorros no deben por ningún motivo mamar de la perra afectada durante veinticuatro o cuarenta y ocho horas posteriores al ataque de eclampsia. En principio, deben ser alimentados con un sustituto lácteo y luego se los dejará mamar durante lapsos de tiempo reducidos. Si los cachorros están lo suficientemente grandes como para ingerir alimentos por sí mismos, es conveniente el destete.
Para prevenir esta enfermedad hay que tener en cuenta la alimentación de la madre durante la gestación. Son propensas a contraerlas aquellas perras que llevan una vida entera alimentada a carne. La dieta debe estar compuesta también por leche, queso, verduras, etc. o bien, por un alimento balanceado de alta calidad indicado para hembras gestantes.