Enganchado al Trail running

Por Àlex Barba @lexbarba
Cómo ya os conté en mi anterior entrada, todo comenzó un mes antes de mi debut. Hasta entonces, yo era una de las persona más sedentarias y vagas que había por estas tierras. Cualquier excusa era buena para coger la moto o el coche antes que ir a pié. Me pasaba el día sentado en el trabajo y en casa viendo la TV o jugando a la PS3 (Oops, esto era antes de tener al niño...). En definitiva, que era de los que meaba sentado para no cansarse.
Me imagino que si hubiera estado bien el día que fui a buscar romero "detrás de casa" y no hubiera ya empezado a tener los síntomas de la diabetes, nada ahora sería igual. Si mi cuerpo y cabeza no hubieran notado que haciendo ejercicio yo estaba mejor, no creo que hubiera vuelto a salir. Y estoy muy contento por ello, porqué aunque llevara una vida de ultra sedentarismo, siempre pensaba que algo de deporte me iría bien (no sólo hacer snowboard 3 veces al año). Pensaba qué podía hacer, pero nunca encontraba algo que me llamara suficientemente la atención cómo para levantar el culo del sofá.
Así que gracias a mi debut en la diabetes, esa salida de 2 horas en busca del romero perdido, fue la primera y no la última. También tengo que dar las gracias a mi madre, ya que con ella hice mis primeras salidas a la montaña y fue cuando me acabé de enganchar a la montaña. Me acuerdo del primer día que subimos al Santa Creu d'Olorda, la subida de Monistrol a Sant Jeroni, mi primera caminata de 23Km por el Parque Natural de Montserrat,...



Mi madre en el Parque Natural de Monsterrat

Hasta entonces sólo caminaba, y fue cuando empecé a salir también con Emili, la pareja de mi madre (quién me regaló sus Asics Fuji-Trabuco después de la primera salida, con la condición que las destrozara), que empezamos a trotar de vez cuando. Mi cuerpo iba cogiendo forma y cada vez me encontraba más cómodo, pero cuando paraba, aquello era casi una pesadilla: mucha hambre, mucha sed, mucho sueño,...



Emili caminando por Montserrat

Por fin llegó el día D, descubrieron la diabetes, me pincharon mi insulina y todo aquella desapareció! Que alivio! Durante las 3 primeras semanas me recomendaron que no hiciera ejercicio, así que tuve que volver al sedentarismo extremo en casa (todo y que con las hipos (bajones de azúcar) que cogía cada día, tampoco podía hacer mucho!).
Después de esas 3 semanas me dieron el Ok para hacer una hora de ejercicio al día. El pequeño problemilla es que estaba (y aún estoy) en el periodo de "luna de miel". Se llama "luna de miel" al periodo en que al inyectar de nuevo insulina a tu cuerpo, tu páncreas que en teoría había muerto, resucita, y de vez en cuando el se apunta a la fiesta y también crea insulina. Es un periodo súper divertido ya que puede ser que un día tengas el mismo nivel de azúcar en sangre que el anterior, te pinches lo mismo, comas lo mismo, y un día estés de maravilla a las 2 horas y el otro con una hipo de caballo. Básicamente, me tenia que controlar más veces los niveles de azúcar para poder reaccionar a tiempo. A parte, el ejercicio es muy bueno para los diabéticos, ya que al hacer ejercicio se consume el azúcar (es cómo si te pincharas insulina), pero esto también es un ingrediente más al cocktail de cosas que tienes que tener en cuenta!
 Con todo esto, al principio me pasaba media hora calculando el azúcar que tenia en sangre, lo que me había pinchado, lo comido, el esfuerzo que iba ha hacer y lo que tenia que comer durante el ejercicio. Resultado= cada día algo distinto! Pero poco a poco vas aprendiendo, aprendes a escuchar tu cuerpo, te sabes regular mejor, sabes que si aprietas más gastarás más, sabes que tipo de comida comer antes para que se mantengan los niveles de azúcar más tiempo,... Y cuando ves lo que has aprendido y que los resultados salen es un subidón total! Es una pasada ver cómo tú, haciéndote pruebas como si fueras un conejito de indias, vas anotando los resultados de esas pruebas, los estudias, los cambias para mejorar y funciona! Saber que te estas controlando correctamente a partir de tu experiencia es brutal, y más en un periodo que es más difícil porque el páncreas te la suelta de vez en cuando.
En definitiva, a día de hoy estoy saliendo a entrenar una hora o una hora y media, unos 3 o 4 días a la semana a correr por Collserola. Es una pasada llegar a casa después de haber disfrutado de los senderos y vistas de la montaña, después de saber que has hecho un ejercicio que para ti es muy saludable y que encima has podido controlar tu azúcar para poder disfrutar de todo aquello. Esto último no tiene precio, y cuando uno está muy contento se hace esta foto para la posteridad: