Algo menos de 3 puntos porcentuales es lo que le ha faltado a la coalición de verdadera izquierda, Syriza, para alzarse con la victoria en las elecciones al parlamento griego del pasado domingo. Pese a la ajustada derrota se ha de considerar todo un triunfo lo que Syriza ha conseguido. Por vez primera en mucho tiempo los verdaderos gobernantes de Europa, grupos de presión y especuladores varios se han visto amenazados por la posibilidad de que un parlamento europeo se pudiera escapar al chantaje que practican y al discurso dominante que cultivan.
Syriza se ha ganado a pulso el reconocimiento. Enhorabuena por lo conseguido, porque la coalición ha logrado multiplicar por seis los votos obtenidos en 2009, y ha sumado 10 puntos porcentuales más al resultado obtenido en las elecciones del mes pasado. Y gracias porque han mostrado a toda Europa el camino a seguir, han puesto de manifiesto que sí se puede, que existen alternativas políticas a la austeridad y a los recortes que tienen paralizado el crecimiento económico en buena parte de la eurozona.
Mientras, en España, todos los medios de comunicación de masas se congratulan con la no victoria de Syriza. Que El País salga con el mismo titular que ABC, o que el panfleto La Gaceta, es un dato tremendamente esclarecedor del grado de condicionamiento y sometimiento del periodismo nacional. El presidente, Mariano Rajoy, también se felicitaba por la victoria de ND. Pero el lunes la prima de riesgo volvía a romper el techo histórico, y el tipo de la deuda pública a 10 años superaba ampliamente el 7%. Los mercados no dan tregua y se van acabando las excusas.
Obviamente España necesita su Syriza. Desde la coalición griega han manifestado en varias ocasiones que Izquierda Unida es la organización hermana de Syriza en España. La presencia del eurodiputado de IU Willy Meyer junto al líder de Syriza, Alexis Tsipras, en el cierre de la campaña electoral, y, sobre todo, la semejanza en los programas electorales así lo atestigua. Pero IU necesita frescura, evidentemente Cayo Lara no es Alexis Tsipras. Aunque en el futuro está puesta la esperanza de que Alberto Garzón, el benjamín del Congreso de los Diputados, confirme lo que se le adivina. Joven, fenomenalmente preparado y comprometido, tan sólo le falta el plus de experiencia que ya se está ganando. Lo mismo se le ve dando lecciones económicas en el Congeso a diputados brazosdemadera enmohecidos, como al frente de un piquete informativo en la pasada Huelga General. Solamente debe ser cuestión de tiempo.