Enola Holmes es la lujosa adaptación de la serie de novelas de Nancy Springer para Netflix, creo que con vocación de convertirse en un fenómeno como lo fuera Harry Potter. Dirigida por el televisivo Harry Bradbeer, que ha firmado episodios de Killing Eve y Fleabag, estamos ante un cruce entre Mujercitas y una aventura de Sherlock Holmes que resulta sorprendentemente efectivo y encantador. Los nostálgicos recordarán El secreto de la pirámide (1985), pero son otros tiempos y estamos ante una película impecable que esconde bien su naturaleza de producto cuidadosamente fabricado para agradar a todos los públicos. La popular estrella de Stranger Things, Millie Bobby Brown, está estupenda como Enola, la hermana pequeña de Sherlock (Henry Cavill) y Mycroft (Sam Claflin) que se embarca en una aventura con misterio por resolver tras la desaparición de su madre, una perfecta Helena Bonham Carter. Esta funciona como mentora de la heroína, a la que ha entrenado como si fuera un superhéroe -o un héroe de la mitología griega- y a la que sobre todo ha dado una educación feminista que será uno de los temas más importantes y agradecidos del argumento. Millie Bobby Brown sostiene sin problemas un relato de época, la Londres de finales del siglo XIX lujosamente recreada en escenarios y vestuario, pero de desarrollo moderno -en una línea similar a la de Guy Ritchie en sus películas sobre Holmes- con constantes rupturas narrativas para incluir flashbacks, imágenes gráficas o rupturas de la cuarta pared que remiten, claro, a Fleabag. Todos estos elementos funcionan francamente bien aunque el metraje me parece recargado por los dos casos que aparecen en la historia, el ya mencionado relacionado con la madre de Enola y el de un joven Lord desaparecido (Louis Partridge), obligatorio peaje romántico, que alarga el film a más de dos horas. Aún así, Enola Holmes me parece perfecta para su público objetivo.