Enoturismo compartido vale por dos

Por Enodestino
Creo que me gusta el enoturismo, porque me encanta compartir.
Ayer, pensaba que esto del enoturismo, me gusta porque lo puedo compartir, con mi familia, mis amigos y desde hace unos ańos con mis clientes. Es como una buena película: cuando la estoy viendo, de vez en cuando, me gusta mirar al otro, para ver que se emociona, y asegurarme de que el de al lado, siente lo mismo que yo, o no. Que si es buena y de drama, se le enrojecezcan los ojos y si es mala de solemnidad, se le vaya el dedo a la nariz!!!
Ahora está de moda el turismo de experiencias, y yo matizaría, el turismo de experiencias compartidas! No hace falta tener pareja, sólo tener alguíen al lado que pueda sentir lo mismo, de forma parecida o totalmente diferente, eso da igual, de lo que se trata, es de expresarnos, y disfrutar viendo como los demás lo hacen también.
Hacer enoturismo, al final, (atención que me lanzo) es exponer a miles de estímulos sensoriales a nuestros imperfectos cuerpos, (unos más que otros), por medio de la armonía entre la diversión, pasión, emoción, libertad, relax o excitación, pero siempre, mejor, de forma compartida y siempre en torno al mundo de vino.
Me encantan este tipo de mostradores... allá por la Francia... en esta ocasión.