Enoturismo III: Viticultura Heroica

Por Smiorgan
Nuestro fin de semana enoturístico iba acercándose a su fin, y tocaba hacer un recorrido en uno de esos trenecitos que vemos recorriendo casi todas las ciudades españolas repletos de turistas. Pero en esta ocasión, el tren no recorría ninguna ciudad, sino que se internaba por los serpenteantes caminos que cruzan las terrazas y viñedos de las laderas del río Sil. Una forma de ver y vivir desde dentro la viticultura heroica. La Ribeira Sacra, antigua "Rivoira Sacrata", está integrada un conjunto de veinte municipios de las provincias de Lugo y Ourense, cuyo elemento aglutinador es el curso fluvial de los ríos Miño, Sil y Cabe. Se cree que el nombre deriva de la cantidad de monasterios y templos que jalonan las laderas de los cañones y gargantas que bordean estos cursos. La viticultura en estos terrenos nunca ha sido fácil. Laderas de más de 45º, sol de justicia y temperaturas duras tanto en invierno como en verano, hacen que las laboras propias del cultivo de la vid sean tremendamente exigentes. Así, la Ribeira Sacra está integrada en Cervim, el Centro de Investigación, Estudio, Salvaguarda, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña, cuyos requisitos son terreno con más del 30% de declive, altitud superior a 500 metros sobre el nivel del mar, viñas en terrazas de cultivo o paratas o viticultura de las pequeñas islas. Viticultura heroica, ni más ni menos. Con un sol de justicia y unos 40º de temperatura, nos adentramos a bordo del tren en esos impresionantes viñedos, que junto con el río y las montañas, conforman unos de los paisajes más majestuosos de Galicia. Cuando uno se sumerge en estos paisajes, las palabras sobran, y es mejor dejar hablar a las imágenes.


Sólo acabar diciendo que, tras una muy breve visita a la bodega Regina Viarum, para reponer fuerzas con un trozo de rosca de Sober y una copa de vino, pusimos rumbo a Rosende, para cenar, hacer noche y desayunar, en uno de los alojamientos más impresionantes en los que he estado nunca. La Casa Grande de Rosende forma parte de Pazos de Galicia, y con sus paredes de piedra cubierta de hiedra, sus suelos de madera, sus estancias antiguas y su decoración, era como dormir en un museo. Un fantástico desayuno que incluyó queso do país y membrillo casero, puso el broche de oro a un fantástico fin de semana, del que volvimos a casa nuevamente bordeando el Sil y el Miño, y despidiéndonos de una de las regiones más encantadoras de la Galicia interior.


Quisiera agradecer nuevamente a Amparo, de Enoturismo Galicia, todas sus gestiones, paciencia y ayuda para organizar todo el viaje, horarios, visitas y comidas. Una auténtica profesional con la que no dudéis en contar para este tipo de planes. Papá, Mamá, Hermana, Cuñado, gracias por regalarme esta joya de viaje. Anush, gracias por acompañarme en esta escapada y disfrutar conmigo.