Enrique Dans y la revolución del click

Publicado el 23 enero 2011 por Reven

“Los dos elementos fundamentales que un dictador necesita para mantenerse en el poder: el control de la comunicación dentro del país, y el apoyo, bien tácito o explícito, del exterior.” Enrique Dans.

Esa es la afirmación que Enrique Dans, en su nuevo rol de politologo cibernetico, se atreve a dar en su entrada sobre la influencia de la web social en la revolución tunecina. Esta entrada enlaza a una columna que ha escrito en el periódico Expansión donde pone de manifiesto su gran conocimiento del autoritarismo:

Los regímenes autoritarios se basan en dos factores fundamentales: por un lado, un fuerte control interno de la población y del flujo informativo. Por otro, la ausencia de presión externa sobre el régimen. Con el adecuado control externo y el apoyo o la indiferencia del exterior, un déspota puede perpetuarse décadas en el poder.

Evidentemente esto entra dentro de lo que debe hacer un dictador para perpetuarse en el poder pero no puede decirse que estos elementos sean los fundamentales para ello, y de tener que elegir 2, ninguno de estos llegaría a esa importancia. Para entender el tema habría que explicar primero los diferentes tipos de dictaduras que pueden existir, pero sería largo. No es lo mismo una dictadura al uso, donde un grupo de personas controlan los resortes del estado y sus funciones, que un régimen totalitario donde otro grupo de personas (inevitablemente más grande) controla todo lo que respecta a la vida de los ciudadanos. Tampoco es lo mismo una dictadura de orden militar, civil, paternalista o burocrática, en el orden de quien ostenta el poder.

La información es importante, uniforma y expande la cultura, da a conocer la norma y dota de ideología a los ciudadanos más corrientes y menos formados. Hasta cierto punto. La realidad es aún más importante y si dicha propaganda no está reforzada por una realidad más o menos palpable no sirve de nada. De nada le hubiese servido toda la propaganda nacionalsocialista a Hitler si los alemanes no estuviesen viendo como los 14 millones de marcos que acaban de cobrar como salario no llegaban para poner un plato de comida todos los días en la mesa. El partido Nazi fue el único capaz de mostrarse como una solución y los alemanes, en su mayoría, se dejaron engañar por la retorica de Adolf Hitler.

Todo tipo de régimen, tanto dictatorial como democrático, tiene contradicciones en su seno. Dichas contradicciones son puestas a prueba cada tanto tiempo y dan lugar a una nueva configuración política y social que derivará en nuevas contradicciones sociales. Por ejemplo, una contradicción social puede ser el deseo de los tunecinos de tener un régimen verdaderamente democrático y su capacidad para lograrlo, contra, la aspiración del partido de Ben-Ali, sus simpatizantes y base social y el actual régimen tunecino (recordemos que se ha ido el dictador pero el régimen es el mismo aún) de subsistir en el poder de una u otra forma.El cómo se detonan estas contradicciones es algo que no es fácil de predecir, y menos en los régimenes dictatoriales. En los democráticos es más sencillo puesto que disponen de la válvula de escape del sufragio, que libera presión social y trata de evitar, dentro de lo posible, la violencia política.

La explosión en Túnez

Como hemos dicho en las dictaduras es más difícil saber que es lo que irá configurando la sociedad. A posteriori es mucho más fácil. En este caso el evento que ha atraído la atención de las masas sobre su régimen político (es de ingenuos pensar que la sociedad siempre está pendiente de los poderes que la controlan) ha sido el excesivo paro y una incipiente hambruna. Aquí es donde el régimen ha tenido que doblar su represión para conseguir que se mantenga uno de los pilares de todo régimen: la paz social.Para ello dobló la represión. Eso avivó mucho más la contradicción entre parte de la sociedad civil y el régimen de Ben-ali. No ha sido casualidad que subrayemos lo de “parte de la sociedad civil”. Un régimen para sobrevivir necesita el suficiente apoyo interno.

Ahora, toda contradicción necesita un detonante que haga saltar la chispa: la inmolación de un comerciante que no pudo soportar el cierre de su negocio y el tiroteo a los asistentes al funeral fue lo que hizo saltar la contradicción. El hambre y el paro consiguieron restarle el suficiente apoyo al régimen como para que cayera. Parte de la sociedad civil apoyó el régimen debido a que a pesar de la falta de libertad, le proveía trabajo, estabilidad y seguridad, cosa que ya no podía hacer. El peso de esa contradicción, que había socabado el apoyo al dictador, fue lo que hundió el régimen.

Lo fundamental

Ben-alí recibía el apoyo de Francia y Estados Unidos, pero la correlación de fuerzas de esta situación hizo que no fuera posible mantener el régimen debido a que la parte de la sociedad que sostenía al dictador, habían dejado de defenderlo. En una situación similar de bonanza y prosperidad, y en el caso de que por otro motivo hubiese estallado una revuelta de este tipo (cosa que no es probable con buenos tiempos), la parte de la sociedad civil que se rebeló se hubiese encontrado con un muro social insalvable ya que la otra parte que sustentaba el régimen, más que probablemente, seguiría haciéndolo, no como en este caso que simplemente lo dejaron caer.

No quiero ser excesivo con mi post, ni sacar conclusiones que puedan estar fuera de lugar, pero me da la sensación de que se quiere dar a entender que gracias a las redes sociales ahora los tunecinos han sido conscientes de la opresión que sufrían. Oiga no es por faltar, pero mi abuela era bastante consciente de la opresión en los tiempo del general Franco y puedo asegurar que hubiera seguido sintiendo, y sufriéndola, aunque hubiese tenido Facebook.

Podemos decir que un régimen se perpetua cuando tiene el suficiente apoyo interno (y se agradece el externo) como para avasallar al resto de personas de su país sin poner en riesgo la paz social, cuando es capaz de proveer al país de esta paz social, de la seguridad que tanto desean muchos de los que apoyan estos gobiernos y asegura, al menos dentro de unos mínimos, que están más o menos cubiertas las necesidades del pueblo. Un pueblo que no come mata, y eso es aquí y en Indochina. El control de la comunicación es importante, porque la comunicación agrava o suaviza una crisis, pero no imprescindible.

Ya va siendo hora de quitarnos de la cabeza que las revoluciones salen de Facebook. Solo un régimen caería así:

La cara amable del nazismo

PAZ.