El placer y el interés fueron en aumento mientras me adentraba en la lectura de la novela. Reúne esta, muchos de los elementos que hacen atractiva y amena la lectura de un libro: en primer lugar su originalidad- no creo que hayan muchos libros dedicados, como este, al tema de la Gerontofilia- yo, desde luego, no conozco ninguno. Ameniza también su lectura la descripción de variados paisajes y lugares (Montes de Toledo, de Cantabria y Asturias, de jardines y ciudades, etc.). Todo el libro está permeado de un fino y satírico humor del que no escapa nadie: psiquiatras-con su incomprensible y vacua verborrea, ejemplarizadas con varias citas literales. Tampoco escapan, entre otros, los médicos, psicólogos y sociólogos.
Especialmente hilarantes son las páginas dedicadas al internamiento de Santi, el provecto protagonista de la obra, en la Super-Ciudad –Sanitaria –de-los –Calcetines-Usados donde, por otra parte, y esto ya no es tan risible, empieza a enfrentarse con su destino, recibiendo para ello la visita de la Dama del Alba.
Pero lo más relevante de la obra, aparte de la vastísima cultura que rezuma toda ella, es la relación amorosa que se establece entre Santi y Ulrica: se trata de una ilusión, de una fantasía, quizás, de una alucinación? o también, cómo él, desesperadamente, trata de demostrar con la ayuda de ella, acudiendo a diferentes consultas con especialistas, de una REALIDAD. Uno, que ya ha cumplido, y re cumplido cierta edad, se identifica totalmente con el protagonista y desearía que la Gerontofilia se extendiese, se convirtiese en epidemia y nos rejuveneciese a todos con nuevas ilusiones de la añorada juventud. Y que todo empezase con el roce de una rodilla con otra...