En ambos casos la caracterización de Enrique de Anjou se corresponde a la realidad, como mínimo a las imágenes e informaciones que de él nos han llegado. El último rey Valois fue el sexto hijo de Enrique II y su muy especial esposa Catalina de Medicis. Una madre que sentía un amor desenfrenado por su hijo pequeño, utilizando sus "mejores" artes para conseguir que fuera rey de Inglaterra, o de Polonia ( lo fue entre 1.572 y 1.574) o de Francia (1.574-1.589). Para lograrlo no dudó en pasar por encima de sus otros hijos, incluso posiblemente participar en la muerte de alguno de ellos, o en asesinar a quien podía barrarle el paso.
Ya de pequeño le gustaba ir vestido de niña, usar coloretes, collares... Al llegar a la adolescencia se ponía pantalones muy ajustados y moverse condoneándose, lo cual escandalizaba a la misma corte francesa. Cuando lograron casarlo con Luisa de Lorena, el mismo hizo el vestido de la novia, la peinó y le hizo unos hermosos rizos. Acogió con entusiasmo todos los preparativos de la boda, pero después pasó de su esposa.
Siempre iba rodeado de jóvenes con los que organizaba fiestas en las que él se vestía de mujer y se hacía llamar reina. La relación de amantes masculinos fue inmensa y no dudaba pasear por París rodeado por ellos, vestido de mujer, con la cara polvoreada y los labios exageradamente pintados. Organizaba torneos entre sus amantes, llegándose a asesinar entre ellos para lograr estar con el rey.
Sus enemigos lo aprovecharon para ridiculizarle. Entre otras cosas decían que los maridos abandonaban a sus esposas para practicar el pecado nefando, que las mujeres abandonadas practicaban sexo entre ellas... El vicio y el pecado iba a acabar con Francia.
Fruto de esta ira levantada en contra de él sufrió varios atentados. En uno de ellos un fraile que se consideraba mandado por Dios le lanzó una lanza que le causó la muerte. Enrique murió sin descendencia y con él se acabó la Dinastía Valois que gobernaba el país desde mediados del siglo XIV.
Fuente: L'armari obert