Me encantan los rabanitos, su textura crujiente y esa nota particular de amargo y picante que aportan en los platos. Y que son saludables, muy saludables. Como todas las hortalizas, por su riqueza en fibra, vitaminas y minerales pero, además, los rabanitos destacan por contener diversos compuestos bioactivos que les confieren varias propiedades saludables muy interesantes, sobre todo a nivel digestivo.
Solemos consumirlos crudos, pero también están riquísimos asados y otra idea es emplearlos para hacer salsas de sabor intenso que acompañan muy bien a las carnes. Yo os propongo esta ensalada: rábano, fresa y requesón con un aliño de aguacate. Me animé el otro día con la combinación de ingredientes y me pareció fantástica, el rábano con las dulces fresas y la suavidad y untuosidad que aportan el requesón y el aguacate.
Dicho esto, espero que a lo que viene después no digáis “me importa un rábano”….
Vamos con la receta y con su comentario dietético.
Ingredientes (para 4 personas)
- 8 Rabanitos
- 8 Fresas
- 150 g de requesón
- Para el aliño: 1 aguacate, 2 cucharadas soperas de aceite de oliva y 3 de zumo de lima, unas hojas de albahaca fresca, sal y pimienta negra molida
Modo de preparación
-Lavamos bien los rabanitos, les quitamos los extremos y los cortamos en rodajas finas. Hacemos lo mismo con las fresas.
-Preparamos la vinagreta. Partimos el aguacate por la mitad, retiramos el hueso y con una cuchara nos llevamos la pulpa a un vaso de batidora. Agregamos 4 cucharadas de agua fría, el zumo de lima y la albahaca y trituramos con la batidora. Por último incorporamos las dos cucharadas de aceite de oliva virgen y batimos un poco más. Si queda muy espeso puedes agregar un poco más de agua.
- Disponemos las láminas de rabanito y de fresa en el plato, a nuestro gusto, junto con el requesón. Aderezamos con el aliño de aguacate, en este caso yo he servido el aliño en el centro pero podemos rociar los ingredientes. Finalizamos con pimienta negra recién molida y un poco de sal.
El rabanito es una de las variedades de rábano que podemos encontrar, el de primavera presenta una forma esférica y es de pequeño tamaño. El rábano es una hortaliza que forma parte junto a las coles y a los berros de la familia de las crucíferas. Al ser muy rico en agua su contenido calórico es bajo, de apenas unas 16 kcal por cada 100 g. Desde el punto de vista nutricional, nos fijamos en su fibra, sus vitaminas y minerales, entre los que destacan la vitamina C y el ácido fólico y los minerales potasio y yodo.
Pero lo que quizá más nos interese del rábano es su riqueza en glucosinolatos, compuestos de azufre responsables de su sabor picante y con reconocida capacidad antioxidante. Estos compuestos azufrados son capaces de bloquear el efecto dañino de los radicales libres, los cuales ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud por su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas o los lípidos. Además, a este efecto antioxidante se suma el de su gran riqueza en vitamina C, de la que también es campeona la fresa. Solemos pensar en las naranjas y otros cítricos cuando nos preguntan por la vitamina C pero lo cierto es que las fresas aquí ganan. Y seguimos sumando poder antioxidante gracias a la gran riqueza en vitamina E del aguacate. Antioxidante y cardiosaludable, dos propiedades que sin duda cumple esta ensalada aliñada con grasas monoinsaturadas, las buenas, las del aceite de oliva y el aguacate.
Y seguimos con el rábano. En su composición están presentes compuestos que tienen la propiedad de estimular las glándulas digestivas. Entre ellos destaca la intibina, una sustancia con efecto colagogo, es decir, que favorece el vaciamiento de la vesícula biliar y estimula el funcionamiento del hígado, con lo que facilita la digestión de las grasas. La intibina es además responsable de su sabor amargo, como lo es en la escarola o la achicoria, otras hortalizas amargas donde también está presente. Por tanto, el rábano estimula el funcionamiento hepático y biliar también favorece la eliminación de líquidos, deshechos y toxinas gracias a su riqueza en agua en potasio y en fibra, como hemos comentado anteriormente.
Razones no faltan para llevar el rábano a nuestros platos. Un último apunte, si padeces sinusitis o algún tipo de dolencia respiratoria como bronquitis encontrarás en el rábano un buen aliado ya que también presenta propiedades expectorantes y mucolíticas.