Definitivamente, doy las gracias a los chinos, Marco Polo o quien quiera que fuera el que hizo que la pasta se convirtiera en uno de los pilares de nuestra alimentación.
La pasta está llena de posibilidades. Los italianos dicen, no sin razón, que tienen una receta de pasta distinta para cada día del año. Combina con todo tipo de alimentos: verduras, carnes, pescados, quesos y con multitud de salsas. ¿Podéis resistiros a su delicioso sabor?
Para cuatro personas:
- 150 g de espirales de pasta
- 1 paquete de gulas
- 1 aguacate
- 1 lechuga hoja de roble
- 2 zanahorias
- 1 limón
- 1 cebolla morada (cómo picaba la condenada)
- 2 cucharadas de vinagre de Jerez
- 6 cucharadas de aceite de oliva virgen
- pimienta
- sal
Se cuece la pasta en abundante agua salada hirviendo según instrucciones del fabricante para que quede "al dente". Se refresca con agua fría y se escurre bien. Se reserva.
Se raspan, lavan y rallan las zanahorias. Se corta el aguacate por la mitad a lo largo, se mueve una mano hacia un lado y la otra hacia el otro y se quedan las dos mitades, una de ellas con el hueso incluído. Se pelan las mitades y se cortan en dados pequeños. Se riegan los trozos con zumo de limón, para que no se oxide. Se pela la cebolla roja y se corta en juliana.
Se pone en una sartén una pizca de aceite de oliva y cuando esté caliente se saltean en el las gulas. Se prepara también la vinagreta, poniendo en un cuenco el aceite, el vinagre y la sal y la pimienta y se bate con varillas manuales o con un tenedor hasta que emulsione y quede una salsa espesa.
Se lava y corta la lechuga en trozos. Se seca y se reparte en cuatro platos formando un lecho. Se dispone la pasta por encima de la lechuga.
Se añade la zanahoria rallada, la cebolla morada y el aguacate en dados y se remata con las gulas salteadas en la cima. Se sirve la vinagreta aparte para que cada uno se ponga la cantidad que prefiera.
Explosión de color y sabor