Otra deliciosa ensalada para ir entrando en la operación Vuelta a la normalidad. Todavía mantenemos alguna caloría de más con el queso frito, pero es que no podemos hacer una transición de todo a nada, ¿no creéis?
Para 2 personas:
- 150 g de lechugas variadas
- 10 o 12 trozos de queso Brie o Camembert (una cuña de queso de pasta blanda de 150 g)
- un puñado de nueces
- harina
- 1 huevo
- pan rallado
- arándanos deshidratados
- sal
- aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- vinagre balsámico de Módena (o el que más os guste)
El día anterior, si es posible, se prepara el queso para dejarlo empanado. Si no es posible, no pasa nada. Lo mejor es que el queso esté frío para poder cortar bien los trozos y luego pasarlos por harina, huevo batido y pan rallado, en ese orden.
La receta de los bocaditos de Brie crujientes la tengo aquí explicada, en el siguiente enlace: pincha aquí. En casa se suele preparar medio queso Brie y se deja congelado. Así lo voy sacando como si fueran croquetas, unos minutos antes, y lo frío al instante.
Se lavan y cortan las distintas lechugas o brotes, se secan y se disponen en una ensaladera o en platos individuales.
Se fríe en aceite muy caliente el queso frito y cuando esté dorado, se escurre y se pone en un plato sobre un papel absorbente.
Cuando esté bien escurrido el queso, pero aún caliente se pone sobre la ensalada aliñada con una vinagreta realizada con AOVE y vinagre de Módena, con 3 cucharadas de aceite + 1 de vinagre y una pizca de sal.
Se espolvorea con los arándanos y con nueces picadas y se sirve inmediatamente.