¡¡¡Madre del amor hermoso!!! Más de 20.000 visitas y yo sin poder pasar por aquí a daros las gracias que, sin duda, tenéis más que merecidas.
Pues eso, que muchísimas gracias, que sois la bomba, y que espero que sigáis leyendo mis andanzas culinarias y yo seguir leyendo vuestros comentarios durante mucho más tiempo.
Hoy voy a dejaros una receta que anuncié en Facebook y Twitter. Se trata de una ensaladilla rusa muy particular, preparada con todo el cariño del mundo para los amigos de la S.V.P.A.P. ¿Que quiénes son? Pues gente estupenda, comprometida, que le echa unas ganas y una ilusión tremenda en su lucha en defensa de los animales. Os puedo garantizar que no puede haber mejor suerte para un animal abandonado que llegar al refugio que mantiene esta asociación. Y lamentablemente, tienen muchísimo trabajo y muchísimas bocas que alimentar. Por ello es vital colaborar con ellos, ya sea económicamente, adoptando o acogiendo. Es casi una aberración gastar dinero en comprar un animal de compañía, cuando hay tantísimas mascotas repartidas por los refugios de estas asociaciones esperando una familia que les acoja. Además, la mayoría de ellos, si hablara, tendría una terrible historia que contar. Otro motivo más para darles una vida cómoda y digna.
Ya os he dejado la web en el párrafo anterior, y aquí os dejo su Facebook y su Twitter. Estoy seguro de que muchos de vosotros queréis colaborar y no sabéis la forma. En esos enlaces tenéis la respuesta.
Y, bueno, ¿qué tiene que ver éste cocinillas (servidor de ustedes) con una asociación protectora de animales? Pues muy sencillo. Estos amigos organizan unas cenas solidarias en las que, por el módico precio de 1 euro cada tapa, puedes colaborar (y llenar la panza) a base de platos vegetarianos y veganos. Dicha comida es 100% casera y está elaborada por voluntarios y colaboradores, como aquí vuestro humilde servidor. Esta es una forma de conseguir fondos para la asociación no solo novedosa, sino que además acerca el conocimiento de la dieta vegetariana y vegana a todo el mundo, rompiendo muchísimos mitos cuando vas conociendo la variedad y calidad de los platos elaborados bajo este tipo de dieta.
Bueno, me conocéis un poquito, y sabéis que yo no podría convertirme en vegetariano o vegano. Sabéis de mi pasión por la proteína animal, y pese que a que les tenga dicho a los chicos de SVPAP que si necesitan que adopte un cordero o un cerdo abandonado yo lo acogeré encantado, no acabo de entender por qué no tienen en cuenta mi ofrecimiento... (sorprendido me hallo). No obstante, de un tiempo a esta parte he introducido mucha más verdura y fruta en mi dieta.
Y todo este rollo, además de para presentaros el proyecto de la SVPAP y animaros a que colaboréis con ellos, es para presentaros mi receta de ensaladilla rusa vegana. No conservo foto del megatupper que preparé, con unos 6 kilos de ensaladilla, para la venta en la última cena solidaria que organizaron, pero tengo una pequeña muestra en formato individual que me sirve para presentaros el plato.
En definitiva es una ensaladilla rusa preparada a la manera tradicional, pero con una "veganesa", una mayonesa sin huevo, y por supuesto prescindiendo de huevo duro y atún. La premisa es no utilizar ningún animal o derivado (huevos, leche...)
Así que cogéis 4 kilos de verdura, 3 litros de aceite de girasol, 2 litros de leche de soja... (¡¡quietos, que es broma!!)
Preparación para 4 raciones:
- 500 gramos de verdura cortada en dados (patatas, zanahoria, guisantes)- 200 gramos de pepinillos y aceitunas (sin anchoa, por supuesto) - 200 ml. de leche de soja- 600 ml. de aceite de girasol- 1 chorro de vinagre de manzana- 1 cucharadita de sal- Pimientos asados en tiras para adornar
Cocemos las verduras en agua con un poco de sal, unos 20 minutos, teniendo en cuenta que la zanahoria tarda más y los guisantes menos (podemos cocerlos escalonadamente).
Una vez cocidas, apartamos y agregamos los pepinillos y las aceitunas. Dejamos enfriar totalmente. Mientras, preparamos nuestra veganesa:
Como veis en la foto, la pinta es similar a la de una mahonesa comercial. La consistencia es la misma, aunque al paladar resulta muchísimo más ligera.
Para prepararla, ponemos en el vaso de la batidora 200 ml. de leche de soja. (También se le llama bebida de soja. Es exactamente lo mismo). Añadimos la misma cantidad de aceite de girasol. Agregamos también una cucharadita de sal y un chorro generoso de vinagre de manzana. Comenzamos a batir a máxima potencia, sin levantar la batidora del fondo del baso. Pasado un minuto, comenzamos a echar un hilo fino de aceite mientras batimos. Ahora podemos (y debemos) levantar la batidora para dejar entrar aire, y acompañamos el hilo de aceite con un movimiento de la batidora arriba y abajo. En un momento dado, notaremos que la cuchilla de la batidora cambia su sonido: nuestra veganesa habrá cuajado perfectamente. Seguimos agregando aceite hasta terminarlo. Corregimos de sal y vinagre a nuestro gusto. Tened en cuenta que la leche de soja resulta dulzona, así que habrá que reforzar la salinidad.
Para finalizar, mezclamos nuestras verduras y encurtidos con la veganesa, reservando una poquita para darle una capa final a nuestra presentación, y adornamos con los pimientos asados a nuestro gusto.
Tened en cuenta que esta veganesa nos puede servir para un montón de platos, así que no dudéis en utilizarla en dietas no solo veganas, sino como un sustituto de la mayonesa tradicional, baja en colesterol y con un punto diferente.
¿Qué recetas se os ocurren con esta veganesa?