Las playas se extendían kilómetros, y en algunos casos presididas por enormes banderas mexicanas
En puerto de Ensenada hay un comité de bienvenida en las escolleras de entrada al mismo que recibe a los barcos que atracan de una forma un poco estruendosa. Los leones marinos toman baños de sol ante las miradas indiferentes de un nutrido grupo de pelícanos. Más que curioso resulta el contraste de las rocas blancas de la escollera, teñidas por los excrementos de estas enormes aves, y el color oscuro de la rocas cubiertas de algas y que las mareas alcanzan.
Cualquier instalación flotante es bien recibida por los leones marinos como solarium ocasional
A medida que nos aproximábamos al muelle de atraque ya podíamos ver más de cerca los edificios más significativos de Ensenada, y como muchas de las casas de la ciudad se encaramaban por las colinas que la rodean. Uno de los recursos más importantes de Ensenada es el turismo, y concretamente la riqueza de las aguas que bañan esta parte de la Baja California, hacen de Ensenada un importante lugar para practicar la pesca deportiva de altura. La gran afluencia de extranjeros, en su mayoría norteamericanos, que la visitan ha hecho crecer las empresas que ofertan estos servicios y que garantizan el cobro de grandes piezas. De ahí el gran número de embarcaciones deportivas y de puestos de atraque que podíamos observar en el puerto.
El "Sapphire Princess" atracó en la pequeña estación marítima del puerto de Ensenada, a unos escasos 15 minutos andando del centro de la ciudad de Ensenada. Desde las cubiertas más altas pudimos hacernos una idea de las características de esta ciudad mexicana enclavada en la Bahía de Todos los Santos.
Comercios con trajes y vestidos tradicionales, y cómo no, sombreros mexicanos hasta en la sopa.
Las botas disponibles en los colores más inimaginables, sandalias, alpargatas, bolsos y una curiosidad, vestidos exactamente iguales a los que pudimos ver en Vietnam o Camboya. La globalización mata la originalidad y la artesanía local. El Denny´s Bar del Pescador, un institución en Ensenada
Hasta los viejos VW escarabajo estaban adaptados a los caminos de tierra tan comunes en la Baja
Algunos edificios de estética colonial, como éste de la Hacienda del Charro dan lustro y algo de vistosidad al centro de Ensenada. Además contaba con una churrasquería que emanaba unos olores celestiales.
No pude reprimirme el fotografiar una de las bonitas matrículas de Baja California
El centro cultural Riviera de Ensenada data de 1930 cuando fue construido como el Hotel Playa Ensenada, un fastuoso complejo de edificios que servían de hotel y casino en un extraño estilo californiano y neomudéjar. Este complejo, que ha sido declarado por la Unesco Patrimonio Histórico de Baja California, hoy en día es utilizado como teatro y salas de eventos culturales.
Con las últimas luces del día dimos por concluida la visita a la ciudad de Ensenada
Una vez embarcados de nuevo disfrutamos de un mojito y un margarita antes de acudir a la cena
Para rematar la celebración del día de mi cumpleaños en México, nuestros atentos camareros del comedor me llevaron a la mesa una pequeña tarta de chocolate de cumpleaños, con vela encendida incluida. Además uno de los asistente de maitre entonó al estilo Frank Sinatra el cumpleaños feliz. Una bonita forma de pasar la última noche a bordo, y culminar este largo crucero a las Islas de Hawaii. Al día siguiente desembarcamos en el puerto de Los Ángeles, aunque nuestro viaje aún no había acabado. Rápidamente nos desplazamos al aeropuerto internacional para tomar un vuelo de cuatro horas a la excitante ciudad de Chicago, que nos estaba esperando con temperaturas bajo cero.
Y de esta forma nos decoraron la entrada a nuestro camarote