El entender esto que en principio es sencillo y fácilmente remarcable en todos los procesos comunicativos que observamos y/o participamos a diario, parece que no es asimilado en muchas ocasiones por las empresas que pretenden entrar en la comunicación en redes sociales.
Siempre que explico en qué consisten las redes sociales, las empiezo comparando con una conversación en el patio de un colegio. Estás con tus amigos, y no tienes ganas de hablar ni de los deberes, ni del último tema que hay que estudiar… no se suele hablar de las obligaciones.
El escenario es un contexto distendido, elegido libremente, sin la imposición que se sufre en la publicidad de la televisión, o la llamada a las 22h. de una compañía telefónica; y en donde estás con gente de tu confianza, más o menos cercana, y con la que en un riguroso orden que sería entendido como educación en la conversación oral y presencial, las personas hablan por turnos compartiendo intereses, emociones y pensamientos. Personas con las que quieres compartir tu tiempo.
¿Cómo no querer estar en el centro de ese patio de colegio y expuesto ante más de 500.000.000 de usuarios en el caso de facebook?
Pero esta es un arma de doble filo para la marca. Recordemos que estos usuarios son dueños del patio de colegio que ven en sus pantallas.
Esta magnífica ilustración de juanelo nos lo explica a la perfección:
Cada día es más necesaria la presencia en estas redes sociales como facebook, twitter, tuenti o youtube, pues es dondeel público objetivo de sus campañas de comunicación ha decidido estar, ha decidido invertir su tiempo. Pero, como el zapping en televisión, existen mecanismos, mucho más severos, para cortar la presencia de estas marcas en nuestro círculo social. El usuario decide permitir o no la comunicación con la marca, decide si le es interesante, útil, divertida, completa, bilateral… Y si no cumple las expectativas es difícil que le vuelva a dar otra oportunidad.
La palabra clave que todos manejamos es escuchar. Y escuchar significa para muchas empresas aprender a entender su propio mensaje como una comunicación bilateral. En el artículo de nuestro amigo el perfecto idiota, ponen de ejemplo nada más y nada menos que al dalai lama. Es cierto que cada uno elige como comunicar y a quien escuchar, pero hay que adaptarse al medio y entender el contexto
Tenemos la oportunidad de conversar con cientos de millones de personas, público potencial de nuestros mensajes, pero equivocarnos en interpretar el contexto y por tanto errar en la confección de los mensajes y de un plan de comunicación nos llevará a que que esos millones de usuarios nos den la espalda en su patio.