Mientras sonreía por lo encontrado, por la reflexión hecha enseñanza; he recordado una frase que dijo el otro día una conferenciante acerca de los poderes positivos que tenía correr en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Ante las evidentes ventajas que tiene el hacer deporte en nuestro día a día; ella nos contaba que ayudaba a regenerar neuronas. Y que del mismo modo que íbamos creando nuevas, otras iban desapareciendo; lo que nos ayudaba, de algún modo, a olvidar. E hilando ambas ideas ( como supongo que os habrá pasado a todos) he encontrado la respuesta ante la inminente obsesión que a todos nos ha entrado con esto del running. Gracias a ella hemos conseguido la herramienta que nos hace sentir la fuerza y la energía suficiente como para dejar de pensar las cosas, por vaciar nuestros silencios con música y con neuronas nuevas; y de un modo natural, olvidar aquello que de alguna manera vuelve de un modo recurrente a nuestra mente, mientras conseguimos en un acto social, cuidar nuestro cuerpo. Asi que, con toda las ganas, la energía y la concienciación que tenía hoy de salir a correr, me he quitado las botas, y me he puesto las pantuflas. Porque está vez, sí, que tenía excusa. Y es que para entender(nos) tenemos que escucharnos, y para escucharnos, no hay mejor compañero de tertulia que el silencio. Porque a veces aprender a cuidarnos, comienza por dejar de descuidarnos. Y una mente sana (con todas las ultimas noticias y toda la discografía completa del artista del momento) pero vacía, no servirá para nada más, que para sostener esos sombreros que ahora están tan de moda. Y es que a veces recordar, es vivir dos veces ( que no se les olvide) :) (no me den las gracias, ustedes tampoco iban a salir a correr hoy)