Ni estaba de parranda ni estaba muerto ni estaba tomando cañas. Estaba, simplemente, estaba. Nunca me fui. Así es, y así espero que siga siendo! Estas navidades tuve la oportunidad de disfrutar de unas merecidas vacaciones de profesor de dos meses. Volví para Madrid, después de un año sin salir de Mozambique. Esto supone un gran cambio en muchos aspectos. Amigos viejos que siguen ahí, amigos viejos que volvieron igual que yo, por un periodo corto para regresar después al lugar donde se buscan la vida, y amigos nuevos que han aparecido en mi ausencia. Los bares, en cualquier esquina hay bares, los supermercados, también en cualquier esquina y donde puedes comprar todo tipo de productos vegetales, animales, químicos y minerales. Pensaba que me había olvidado de flotar en el mundo occidental, pero el cuerpo se reintegra rápido, y volví a aprender a nadar como un pez, volví a ir al cine con un cajón de palomitas, vi conciertos, navegué entre las multitudes navideñas de la Gran Vía y me abrigué para beber latitas de chino en las calles de Malasaña. Entretanto, pude hacer una serie de viajes peninsulares, visité amigos en Valladolid, Almería, Oporto y Lisboa. Esos han sido todos mis viajes en el año 2013. Quién lo diría… un balance de 0 países nuevos! Y parece que 2014 seguirá en la misma línea, aunque ya estoy preparando cosillas que avanzaré cuando estén cerradas. Por el momento, comparto unas fotos de un taller de entomología en el Parque Nacional de Gorongosa, donde tuvimos el honor de recibir clases del PhD Piotr Naskrecki, de la Universidad de Harvard. Esta vez, aunque no vimos ningún elefante, pudimos aprender mucho acerca de los insectos que viven en el parque. Fue una oportunidad única, inolvidable.
Quién no se ha dormido alguna vez durante un safari?
Además, el viaje fue en autobús, que aunque fue interminable y surrealista, me dio la oportunidad de cruzar el rio Zambeze y sorprenderme con su grandeza.
El maravilloso río Zambeze
Ah, y vi un pangolín por segunda vez en mi vida!