Entrada especial: inciativa carta abierta… desde argonauta perdido en el tiempo

Publicado el 22 agosto 2015 por Alaluzdelasvelas
ENTRADA ESPECIALINCIATIVA CARTA ABIERTA… DESDE ARGONAUTA PERDIDO EN EL TIEMPO


¡Hola a tod@s! J Sí, sí, sí. Hoy vengo con una entrada especial (¡aplausos!) y es que Alberto, mi ahijado – al que aprovecho para deciros que tenéis que visitar, porque su blog es sencillamente genial y se nota que se curra un montón las entradas – y administrador del blog Argonauta perdido en el tiempo, inició esta, digamos, cadena. Está todo perfectamente explicado en esta entrada en su blog (haced clic aquí para acceder a la información), pero os haré un resumen rápido: él escoge un tema y una persona con quién hablarlo, escribe una carta – una entrada – es su blog y el destinatario tiene que responder en una entrada en su propio blog.  El tema que me propuso fue el de las lecturas obligatorias – un tema que, como much@s sabréis me gusta comentar –. Podéis leer su carta haciendo clic aquí. Así que aquí me tenéis… Escribiendo la respuesta… ¡Vamos a ello!De: A la luz de las velasPara: Argonauta perdido en el tiempo

Querido Alberto,  La verdad es que estoy bastante bien, gracias por preguntar. El verano se me está pasando volando y, aunque en parte me aburro un poco – el mes pasado tenía más cosas que hacer – no me quejo. Espero que tú también estés bien y que las clases no te estén agobiando demasiado. Me ha gustado el tema que quieres comentar, aunque de entrada te digo que discrepamos. Yo no soporto las lecturas obligatorias, no me gusta nada que me obliguen a leer algo. Entiendo que en clase es necesario – no a todo el mundo le gusta leer, yo hace unos años no quería ni ver un libro –, pero, al menos en el colegio e instituto a los que yo he asistido, han sido, en general, lecturas horribles. Sólo salvo seis novelas, todas ellas para las clases de lengua castellana, que son: Finis Mundi, de Laura Gallego; El príncipe de la niebla, de Carlos Ruíz Zafón (libro que pedí yo a la profesora que mandara para el segundo trimestre y, tras considerarlo seriamente, cedió); El niño con el pijama de rayas, de John Boyne ; La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca; Luces de Bohemia, de Ramón del Valle-Inclán; y  Libro de leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer (autor que no me cansaré de recomendar). Estos seis libros me gustaron mucho. El resto de libros que he leído para clase han sido simplemente terribles, novelas que empecé pensando que no sería para tanto y que acabé aborreciendo hasta límites insospechados. Creo que está muy recomendar un libro, por supuesto que sí. Creo que querer que los alumnos y alumnas lean está genial, por supuesto. Pero no creo que elijan los libros – hablo de los centros en los que yo he estudiado – pensando en beneficiar a quién lo lee. ¿Qué más da de qué trate el libro mientras la persona lo lea? No comprendo por qué se obcecan tanto. No es necesario que, por estar estudiando la época medieval, el libro tenga que ser de lo peorcito, habiendo joyitas que combinan los ambientes medievales con, pongamos, la fantasía. ¿Es qué no hay arte en la fantasía? ¿No es un mundo fantástico la extensión de lo que una persona concibe como mundo, una ampliación de la realidad? No quiero ponerme filosófica para no aburrir a nadie, pero creo que aprendí más sobre la época en Finis Mundi, de la archiconocida Laura Gallego, que en La catedral, de César Mallorquí. De hecho, recuerdo que nos pidieron escribir una reseña y yo comparé ambos libros. El uno como una maravilla, el otro como un “quiero-y-no-puedo”.  Mejor no hablo de mis lecturas de la asignatura de valenciano. No he leído un solo libro que me haya gustado – y he leído unos cuantos –. Vuelvo a lo mismo: ¿por qué tengo que leer a autores locales si puedo leer un libro que sea bueno en el idioma que me de la real gana, maldita sea?  No quiero generar polémica pero me gustaría que los profesores y profesoras tuvieran más en cuenta a los alumnos y alumnas a los que sí nos gusta leer a la hora de recomendar lecturas o, por lo menos, que piensen en sus hijos, sobrinos y nietos. ¿De verdad quieren que lean esos libros que no aportan nada? ¿Por qué no buscan algo que entretenga, algo adaptado a cada edad? ¡Ningún adolescente de quince años quiere novela adulta, por el amor del cielo! O al menos yo no, llamadme rara.  Resumiendo – y esperando no haberme extendido más de lo necesario –: no me gustan las lecturas obligatorias. Me gustaría que se tuvieran en cuenta los gustos de las personas que van a leerlas y que se dejase un poco de lado el temario. Al fin y al cabo, de cualquier libro, sea mejor o peor, se aprende algo… ¿o no? Un besazo muy grande y feliz sábado. Carme.
Y esto ha sido todo por la entrada de hoy. Como es evidente, esto invita a debate. ¿Qué opináis? ¿A favor o en contra de las lecturas obligatorias?¿Os gusta que os obliguen a leer? ¿Os hubiera gustado – u os gusta si aún vais al instituto – que hubieran tenido en cuenta vuestros gustos? ¿Creéis que es importante que la lectura obligatoria se adapte al temario o creéis en la lectura por la lectura? Espero vuestras opiniones con muchísimas ganas. ¡A debatir se ha dicho!
¡Un besazo muy grande!