Entre delfines, calderones, rorcuales y orcas

Por Davidalvarez
El pasado domingo nos juntamos unas 20 personas en el puerto de Santurzi para repetir el viaje en el Pride of Bilbao en busca de cetáceos. Después de la mala suerte que tuvimos el año pasado y al hecho de que esta línea de ferry que une Bilbao y Porstmouth dejará de funcionar a finales de este mes, no quedaban muchas mas oportunidades para repetir este trayecto e intentar que la suerte nos acompañara esta vez.
El barco partió puntual y el orbayu del momento del embarque dio paso a un viento del nordeste que despejó el cielo pero que fue arreciendo poco a poco hasta que al cabo de unas pocas horas alcanzó una fuerza 4-5 que hacían muy difícil la observación, aparte de ser muy molesto. Las olas empezaron a aumentar y los borregos que se formaban hacían prácticamente imposible ver cualquier cetáceo en superficie, ni siquiera sus soplos.
Alcatraces comunes
Durante el primer día se vieron pocas aves, algunos grupos de alcatraces y unos pocos págalos grandes, y entre los cetáceos tan solo un par de Zifios de Cuvier (Ziphius cavirostris) que pasaron muy cerca del barco y que desaparecieron por la popa casi sin que nos enteráramos.
El segundo dia no empezó mucho mejor, el viento seguía soplando y dentro del canal de la mancha la presencia de cetáceos es menor que dentro del Golfo de Bizkaia, aun así pudimos ver un par de rorcuales aliblancos (Balaenoptera acutorostrata) y unas pocas marsopas (Phocoena phocoena). Tras desembarcar en Porstmouth y tomarnos unas pintas en un pub de la ciudad regresamos al barco esperando que el tercer y último día cambiara la suerte de una vez y pudieramos tener un buen día. Mientras tanto, los ánimos iban decayendo y ya éramos varios los que apostábamos por pasar por la quilla al chavalote Gorka Ocio en vista de que la situación empezaba a parecerse cada vez más a la del año pasado.
El martes era el último día, y teníamos depositadas todas nuestras esperanzas en el momento en que entraramos en la zona de los barrancos franceses, donde el número de especies de cetáceos es mayor debido a los afloramientos que se producen al pasar de la zona abisal a las zonas más superficiales de la plataforma. El viento, esta vez del sureste y la mar de fondo de entre 2 y 3 metros no parecía que nos fuera a abandonar e íbamos perdiendo las esperanzas a medida que iba pasando el tiempo y las condiciones no parecían cambiar. Durante la mañana sólo vimos alcatraces, un arao (Uria aalge) y varias alcas (Alca torda).
Increíblemente, a las 4 de la tarde, cuando empezábamos a llegar a la zona buena, el viento empezó a parar y la mar se fue quedando poco a poco. Justo en ese momento empezaron a aparecer grupos de delfines comunes (Delphinus delphis), primero unos pocos y después mas.


Delfines comunes
En algunos momentos llegamos a ver algunos grupos de varias decenas de animales saltando muy cerca del barco, pudiendo observar perfectamente color caracteristico de esta especie, con la forma en reloj de arena y el color amarillento de la parte delantera.
Un págalo grande y un bando de gaviotas de sabine
 Al mismo tiempo que aparecían los delfines, fue aumentando el número de aves marinas, sobre todo págalos grandes (Catharacta skua) de los que se llegaron a juntar hasta 7 ejemplares a la vez. También siguió el paso casi continuo de alcatraces y se vieron varios grupos de gaviotas de sabine (Xema sabini), y varios falaropos picogruesos (Phalaropus fulicarius).

Calderones de aleta larga
Al poco tiempo de la aparición de los primeros delfines, justo cuando el barco entraba en las zonas mas profundas, alguien cantó los primeros calderones (Globicephala melas) que se acercaban al barco. En un momento empezaron a aparecer por todos lados, unos muy cerca, casi pegados a los laterales y otros mas lejos. Había calderones por todas partes, en ocasiones mezclados con los grupos de delfines.
Solpo y parte del lomo de un cachalote
La práctica ausencia de viento en esos momentos y el estado de la mar, sin prácticamente olas nos permitió disfrutar de la imagen de una gran cantidad de soplos de los grandes cetáceos. Vimos varios cachalotes (Physeter macrocephalus), que con su soplo oblicuo y dirigido hacia adelante resultaban inconfundibles. No se acercaron al barco y permamecieron a distancia aunque en varias ocasiones los vimos sumergirse mientras enseñaban su enorme cola antes de desparecer en las profundidades.
Soplo de un rorcual comun
También vimos gran cantidad de soplos de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus), en algunos momentos llegamos a contar hasta 10 soplos distintos de otros tantos animales alrededor del barco, aunque al igual que pasó con los cachalotes, ninguno se acercó demasiado al barco.
Ese era el gran momento del día, y las carreras hacia proa y hacia popa y hacia babor y estribor eran contínuas, ya que los cetáceos parecían aparecer por todas partes a la vez. De repente, Jon Hidalgo vio la una salpicadura de gran tamaño que no parecía que se hubiera producido por el salto de un delfín, y junto a ese salto se vieron algunos mas. Poco a poco fue aumentando la actividad y en un momento esa zona se llenó de saltos y de salpicaduras cerca de al menos un soplido de un rorcual. Aunque la luz venía casi de frente, hubo un momento en que se vieron claramente las aletas dorsales y una de ellas pertenecía sin duda a un macho de Orca común (Orcinus orca), su forma recta y su longitud eran inconfundibles. A su lado se veían otras aletas, probablemente pertenecientes a hembras de su misma especie.
En un instante, lo que parecían unos saltos aislados se convirtió en una actividad frenética con saltos por todas direcciones y al menos dos grupos de orcas separados por varios cientos de metros que parecían que se encontraban en plena cacería. Entre las orcas se llegaron a ver varios rorcuales comunes, que probablemente fueran las presas, algunos delfines mulares y varios calderones que en vez de huir parecían nadar hacia el lugar donde se encontraban las orcas.
Delfin listado al atardecer
Poco a poco el barco se fue alejando del lugar y tanto las orcas como el resto de cetáceos se fueron viendo cada vez mas lejos hasta desaparecer de nuestra vista. Cuando ya no había casi luz, pero aun se seguían viendo varios soplos de rorcuales en la distancia apareció un grupo de delfines listados (Stenella coeruleoalba) que hicieron varias cabriolas cerca del barco.

Para finalizar el día pudimos disfrutar del rayo verde en el momento de la puesta de sol, aunque no tan claro como lo había podido ver hacía unas semanas. Y como ocurrió en el viaje anterior, nos fuimos con el buen recuerdo de haber compartido unos días entre un buen grupo de grillaos por los bichos, compartiendo pintas, embutido y horas de mar. Ojala que al Pride lo sustituya otro ferry y podamos repetir el viaje en el futuro.